14: La legítima heredera

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La princesa caminó entre todos los presentes en el gran salón del trono. Se sentía nerviosa, pues todas las miradas estaban sobre ella y aunque le mostraban respeto al momento de pasar, se sentía insegura de sus miradas.

Llegó hasta enfrente de todos deteniéndose frente a su padre quien estaba sentado en el trono portando su gran corona, su elegante capa roja y su espada colgando de su cinturón.

Dio vuelta para mirar hacia los invitados, miró hacia la primera fila en donde estaba la reina consorte quien miraba con gran orgullo a su única hija y ambas se dieron ligeras sonrisas.

Ahora era turno de los diferentes aliados que conforme pasaban, eran presentados por el consejero del rey.

Una vez que Silver presentaba al aliado presente, los aliados se ponían de rodillas ante la legítima heredera jurando lealtad. Así era con cada uno de los aliados sumando un total de seis.

En cuanto todos los aliados pasaron a jurar su lealtad, Daila volvió a girar hacia su padre dando una suave reverencia para él y el rey se puso de pie sacando la espada de su funda y colocando la punta sobre el piso.



– Yo, Sonic Windsor. – hablaba fuerte y claro – Primero con el nombre. Rey y protector de la región. – miraba solamente a su hija manteniéndose serio – Nombro a Daila Windsor, princesa de la Ciudad Dumarian, como heredera de la corona.



Daila quería llorar de la emoción, pero se contuvo que logró sonreír ligeramente hacia su padre y, junto con todo el resto, hizo una reverencia.



















Ahora todos estaban situados en el gran salón disfrutando de un gran y delicioso festín. Daila estaba conversando y riendo con una gran amiga suya que vivía también en el castillo debido a que su madre era una de las tantas mucamas.

El rey del norte no paraba de hacer reír a quienes estaban rodeándolo escuchando cada una de sus anécdotas siendo contadas como chiste. Por supuesto, en sus manos no podía faltar aquellas grandes copas que derramaban gotas de vino al ser bruscamente movidas.

Por su parte, el rey y la reina consorte sentados en sus respectivas sillas sin decir ni una sola palabra entre ellos. La reina consorte mantenía una mirada muy juzgadora ante todos mientras bebía de su vino, mientras que el rey solo jugaba con su tenedor con lo que sobraba en su plato.

El rey miró a su esposa y soltó un ligero suspiro. Anteriormente, estando sentados permanecían cerca y conversaban hasta llegar a las carcajadas, pero ahora sus sillas permanecen a centímetros del otro.

Bajó un poco la mirada, otro suspiro y movió su silla para poder quedar un poco más cerca de su esposa.



– ¿Vanny? – llamaba tranquilamente.



La reina consorte tan solo miró a su esposo sin decir ni una sola palabra, lo miraba seriamente.



– ¿Estás bien? – preguntaba nuevamente con calma – Con respecto a lo sucedido ayer.

– Estoy muy molesta. – respondió – ¿Cómo se atrevió a llamar de esa forma a mi dulce Daila? – suspiraba negando con la cabeza y mirando hacia donde estaba la princesa – Al menos él yace bajo tierra y ella gobernara en algún momento.

– Sí... – sonreía ligeramente – ¿Sabes? Has hecho un grandioso trabajo en educar a nuestra Daila.

– ¿De qué hablas? – lo miraba frunciendo un poco el ceño – También has sido parte de su educación.

– Sí, lo he sido... Pero eres quien más ha estado con ella. – le sonreía ligeramente – No solo has hecho una excelente labor como mi reina consorte, sino también como madre. – colocaba su mano encima de la de su esposa.

Secretos tras la corona ~ ShadonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora