6: Azul y Blanco

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Todo el reino estaba emocionado, cada ciudadano se ocupaba en ponerse sus mejores ropas para la tan esperada boda real.

Los más cercanos a la realeza ingresaban a la gran iglesia en donde podrían ver como se sellaría el matrimonio del príncipe con la princesa del norte.

Verena ya estaba lista esperando en su carroza fuera del templo, solamente Avril se ocupaba de darle los últimos arreglos a su vestido sin perder de vista ni un solo detalle, quería que la princesa luciera perfecta.


– Es un bello vestido. – admitía la ardilla una vez que terminó de perfeccionarla – ¿Cómo se siente? – la miraba.

– Nerviosa. – suspiraba jugando con sus propias manos – Espero no caer en ningún momento...

– Tranquila, saldrá todo bien. – prometía.

– Ese vestido costó todo el dinero de la ciudad. – se burlaba una voz masculina.


Ambas voltearon topándose en la entrada al rey del norte portando un elegante saco negro con algunos garabatos grabados en este mismo. Debajo del saco, portaba una elegante camisa también color negro.


– Dante. – sonreía feliz la princesa.

– Los dejaré, mi princesa. – decía la ardilla.


En cuanto Avril bajó de la carroza, el rey del norte extendió su mano y ayudó a su hermana a salir de esta misma.


– Mírate. – sonreía admirando a su hermana – Te ves mucho más hermosa de lo que ya eres. – la abrazaba con fuerza siendo correspondido de la misma manera – Te extrañamos en casa, ¿Cómo te ha tratado aquí? ¿Debo cortar la cabeza de alguien?

– Todos han sido amables. – sonreía separándose del abrazo – Especialmente Sonic.

– Más le vale. – reía ligeramente – Hoy sellarás un importante matrimonio. – la miraba – Cuando desees regresar a casa, envía un cuervo y yo mismo vendré por ti. – prometía – El día en que naciste, yo estuve junto con nuestro padre y te recibí en cuanto te dieron a luz. – recordaba con nostalgia mientras le ofrecía su brazo – Ahora es mi deber entregarte a tu futuro esposo.


Su brazo fue tomado por su pequeña hermana y juntos entraron a la iglesia en donde ya todos esperaban por ella, especialmente el príncipe.

Los invitados estaban de pie y, en cuanto la vieron entrar, se giraron hacia ella para recibirla y el príncipe la miraba desde el altar con una ligera sonrisa admirando la belleza que ella tenía. Él sostenía un manto rojo en sus brazos, lo sostenía con cierta delicadeza para que no se arrugara de más.

Los hermanos del norte caminaban entre todos los invitados, Verena sentía todas las miradas sobre ella nuevamente como cuando llegó a la ciudad. Se imaginaba al Caballero del Viento a otro extremo protegiéndola de todos, lo cual le ayudó bastante a calmar los nervios.

Desvió la mirada encontrándose al Caballero del Viento en su respectiva posición, él también la miraba y asintió una vez con la cabeza en respeto a la princesa.

Por su parte, el príncipe desvió un poco la mirada dejando de sonreír, pues a partir de ese día, tendrá que fingir toda una farsa.

Una vez que llegaron hasta donde el príncipe, el rey del norte entregó a su hermana y fue a su lugar que estaba al lado del rey de Dumarian, quien miraba a ambos prometidos con mucho orgullo.


– Puede cubrir a la novia con el manto para que esté bajo su protección. – comentaba el padre.


En seguida, el príncipe se acercó a la joven dama colocando aquella fina manta roja sobre la espalda de ella. Ahora parecía que tenía una gran capa.

Secretos tras la corona ~ ShadonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora