11: Lágrimas del invierno

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Las grandes puertas del palacio se abrieron permitiendo que sus reyes y la princesa regresaran a su hogar. Por supuesto, la servidumbre se encargó de llevar el equipaje a sus respectivas habitaciones.

El erizo plateado estaba frente a los grandes escalones escoltado por Sir Shadow y Jehan recibiendo a la familia real.

Las miradas entre el rey y cierto caballero expresaban lo felices que estaban de volver a verse tras varios días, sin embargo y por cuestiones más que obvias, mantenían sus posturas y comportamiento.

– Es un honor tenerlos de vuelta. – decía con una gran sonrisa amistosa su más leal consejero – Espero que el campamento haya sido agradable.

– Lo fue. – aseguraba el rey sonriendo ligeramente – ¿Cuáles son los pendientes, Silver?

– Hay uno en particular. – mencionaba el consejero – Durante su ausencia, uno de los civiles pidió la ayuda a la reina consorte debido a que su familia fue asaltada por los bandidos.

– ¿Quién solicitó la ayuda? – preguntaba la reina consorte.

– Él vendrá pronto. – respondía el gato rojo mirándola – Ya mandé a uno de los soldados para traerlo ante usted, mi reina.

– Gracias, Jehan. – sonreía totalmente agradecida.

– ¿Qué hay de los bandidos? – preguntaba el rey.

– Están en el calabozo. – respondía el Caballero del Viento – Esperan que la sentencia sea dictada por usted.

– ¿Cuáles son los cargos? – preguntaba nuevamente el rey comenzando a caminar.

Quien lo acompañó en su caminada era el Caballero del Viento junto con su consejero real para explicar los detalles del caso.

– Apenas volvimos y ya se alejó para su trabajo. – decía la princesa con cierta tristeza.

– La realeza nunca para, mi dulce hija. – decía la reina consorte frotando suavemente el brazo de su pequeña hija – Busca a Avril y quédate con ella. Más tarde iremos a que escojas tu vestido para la cena de mañana. – sonreía.

– Claro, mamá. – sonreía con dulzura.

Jehan acompañó a su reina a la sala de reuniones donde se llevaría a cabo su plática con aquel civil que tanto ha esperado por la reina consorte y pedir la ayuda que necesita. Aquella plática se había extendido puesto a que la víctima aprovechó la oportunidad y poder desahogarse de todas sus penas y ser escuchado por fin.

Mientras tanto, el rey ya se encontraba en el balcón de su habitación sentado junto con su consejero. A fuera se encontraba Sir Shadow haciendo su debido trabajo protegiendo al rey.

– ¿Tienes noticias del rey del norte? – preguntaba el rey – Es importante para Verena como para mí que asista a la cena de nuestro aniversario.

– Si, majestad. – respondía el plateado – Todas las invitaciones fueron enviadas a tiempo a cada aliado, yo mismo me aseguré que fuera enviado al rey Dante.

– Excelente. ¿Cuánto nos saldrá esta cena? – suspiraba ligeramente.

– Lo veré hoy mismo con el maestro de moneda, majestad.

– Bien, parece que todo está en orden para la cena. – sonreía ligeramente.

– Todo indica que así es. – se ponía de pie el noble consejero.

– Silver. – llamaba el rey a tiempo – No olvides el otro asunto. – lo miraba – Es importante que nuestros aliados estén presentes para que juren lealtad a mi hija.

Secretos tras la corona ~ ShadonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora