"Golpea a un perro hasta que este tenga miedo de ti, pero, solo recuerda que algún día el dolor se volverá fuerza y terminarás devorado por quien debió tener miedo"
Eran las palabras que su madre le repetía a Felix, quien tenía en la mente un caos tan grande que se tuvo que detener a vomitar cuando huyó de casa de Minho. No entendió mucho de aquella conversación o simplemente no quiso entender. Solo quería huir, quería respirar y no estar en una cadena interminable de oscuridad que lo sostenía sin poder levantarse.
Sus pies estaban sangrando, había salido descalzo, no tenía ni siquiera dinero o su móvil, solo decidió en un impulso que no deseaba estar ahí.
Camino por dos horas hasta llegar al vecindario de Yunho. Deseaba con todas sus fuerzas que él chico estuviera ahí. Pero su más grande miedo era no ser perdonado.
Toco la puerta, el frío recorrió su cuerpo, el viento soplo golpeándolo en el rostro, las gotas comenzaron a caer, humedeciendo cada parte de su cuerpo. Cuando por fin la puerta se abrió pudo ver a Yunho, su cuerpo no pudo más y cayó de rodillas, sus manos fueron colocados en el suelo y la lluvia cayó como tormenta, escondiendo las lágrimas de aquel destrozado y desesperado chico.
—Perdóname...
Solo el sonido de la lluvia cayendo fue lo único que prevaleció por varios minutos antes de que sintiera como una mano tomaba su brazo.
—Ven... entra.—
Con las pocas fuerzas que tuvo, se levantó para caminar junto a ese chico quien lo llevo a su habitación, lo sentó en la cama y le colocó una toalla en la cabeza.
—Perdóname.— Volvió a repetir.
—No hay nada que perdonar, yo sabía lo peligroso que era, pero aun así te acompañe porque sé que significa tener tanto odio y desear la venganza, pero...
—¡Me vengare de todos yo mismo!— Lo miro y sus ojos por fin tuvieron un brillo.
—Pero Felix, estas muy herido... deja todo, si deseas puedes quedarte aquí, no he tocado el dinero que me diste.— Se dobló frente al menor. —Felix mírame.—
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Línea peligrosa [Minlix]
FanficFelix es el playboy y modelo más codiciado del país, tiene la fama de acostarse con quien se le venga en gana, nadie se queda a su lado y nadie lo hace doblarse y rogar. Nadie hasta que llega un CEO que lo cambiara todo, uno muy peligroso. Ambos com...