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La puerta de la oficina de Minho se abrió de golpe, mientras él permanecía leyendo la pila de papeles sobre su escritorio

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La puerta de la oficina de Minho se abrió de golpe, mientras él permanecía leyendo la pila de papeles sobre su escritorio. Bang Chan quien había invadió su cómodo momento caminada de un lado a otro mientras, se quejaba.

—¿Sabes lo que has hecho?, ¿Las consecuencias al menos?— Preguntó el inquieto muchacho.

—Soy lo suficiente grande para saber las consecuencias de mis actos.— No despego la vista de los papeles.

—Es una maldita locura.— Musitó. —No creo que...

—Si vas a decir que no vale la pena.— Por fin se levantó y camino. —Déjame decirte, que, para mí, vale todo, incluso mi vida.—

—Lo entiendo, pero estas arriesgando tanto, no creo que debas, pero sé que sin importar lo que diga, al final harás todo lo que quieras.— Y el mayor asintió.

—Quedas a cargo.—

Felix no entendía dónde estaba, por cuando sintió el carro frenar, su rostro fue cubierto con una tela oscureciendo su vista

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Felix no entendía dónde estaba, por cuando sintió el carro frenar, su rostro fue cubierto con una tela oscureciendo su vista. Su respiración se paralizó. La respiración le comenzó a fallar, pero se dejó guiar sin poner resistencia alguna. La que alguna vez fue su madre le enseño que debía siempre tomar las cosas con calma, hasta no saber nada, no debía gritar o hacer algo que enfureciera a quien lo estuviera sosteniendo, también lo aprendió, claro que sí, cuando fue solo un juguete para otras personas. Por lo cual casi de manera automática se dejó guiar.

Lo habían sentado y lo amarraron de manera que un fuera a huir, por lo cual se quedó quieto a la espera que llegara la persona que lo habia traído hasta ese lugar, matando al jefe la mafia en el proceso, como causando un caos. Por lo que quien fuera era alguien peligroso y por supuesto quería algo de él, por lo que solo se limitó a quedarse ahí. Entendía bien que su padre jamás haría lo mínimo para rescatarlo, por lo que, esa opción fue descartada, no podían ser las personas de aquella organización porque no sabían que Felix había estado moviendo los hilos.

Mientras su mente divagaba, la puerta de aquella habitación fue abierta, el pequeño aroma a café invadió su sistema, su corazón comenzó a latir erráticamente, su boca se secó y su mente se volvió un total caos.

Línea peligrosa [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora