3. A la Paz y al Caos

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—"Maldita zorra, con razón nadie te soporta

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—"Maldita zorra, con razón nadie te soporta. ¡Te odio!, no te aguanto más." —Decía Ortega entre lágrimas.

—Te la pasas hablando mal de tu jefa a sus espaldas y la zorra es ella. —Susurró Santiago, un poco frustrado.

—Hablas de mí a mis espaldas porque ahí es donde siempre estarás, justo detrás de mí. Me encargaré de cerrarte todas las puertas de esta industria porque nadie merece trabajar con una persona como tú."

—¡Vete al infierno, perra estúpida! Todos te desprecian aquí, ¿no ves? ¡Nadie te soporta, nadie te quiere!"

—El hecho de que tengas que gritarme para defenderte dice mucho de ti. Y cuando me importe lo que piensen o digan de mí, los busco y les pido sus opiniones.

Estaba a punto de hablar una vez más, pero estaba completamente agotada de escuchar su voz insultándome. Sin decir una palabra, levanté mi mano y hice una señal de STOP. La miré con una expresión de determinación, mientras ella me observaba asombrada y llena de ira. Luego, me di la vuelta y entré a mi oficina.

—No te molestes en recoger tus cosas, ya las mandé a sacar.

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Después de salir del trabajo, fui a ver a mi hermano de 10 años. Era un niño dotado con una mente brillante, sobresalía en la escuela y tenia pasión por el fútbol. Soñaba con convertirse en un gran deportista. Sin embargo, me preocupaba engañarlo. Todos éramos conscientes de que George nunca lo permitiría. Él ansiaba involucrar a Darían en el mundo de los negocios, sus propios negocios.

Siempre procuraba protegerlo para que pudiera vivir la vida como él quisiera. Aunque mi relación con Darían no fuera tan estrecha y aunque veces fuera distante, eso no significaba que no me importara. No quería que él pasara por lo que yo tuve que pasar para llegar hasta aquí.

Cumplía sus caprichos de vez en cuando, sintiendo que se lo merecía por la ausencia de nuestros padres y por todo lo que había tenido que vivir hasta ahora siendo solo un niño. Debería estar disfrutando de su niñez, pero en vez de eso, tuvo que madurar muy rápido desde los 5 años. Nunca le permitieron tener juguetes; su habitación de bebé estaba repleta de libros, como la de un hombre mayor.

Él nunca se quejaba, incluso decía que no le gustaban los juguetes y que eso solo le haría perder el tiempo. Pero en el fondo, yo sabía que él amaría tener todas las películas de Harry Potter en DVD, los libros y la colección de juguetes.

Una vez, ahorró mucho para comprar todo, pero nuestro abuelo lo descubrió y lo mandó a un internado, diciéndole que esas cosas eran para "maricas" y que lo enviaba allí por su bien. No pude hacer nada. George nos tiene atrapados a todos en su red; es como un lobo que siempre está al acecho...

Antes de ti, no había nada en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora