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Es desconcertante cómo de repente me encuentro en esta situación. Aquí estoy, sentada junto a Méndoza en un restaurante, con Da-eun justo en frente de nosotras. Aunque había dejado claro que no planeaba asistir, de alguna manera lograron convencerme para venir.
Nos encontramos en el portón de mi residencia, y mientras ellas tenían una conversación entretenida de la cual no estaba al tanto, dirigí mi mirada hacia Mendoza. Estaba irreconocible, vestida con una camisa negra de pecho descubierto, acompañada de un pantalón negro de vestir y una chaqueta de cuero. Su moño alto y despeinado dejaba al descubierto su undercut, así como los tatuajes en su cuello y pecho. Al mirar su rostro, noté varios piercings, pero aparté rápidamente la mirada.
—"¡No se asuste, esta soy yo cuando estoy fuera del trabajo!" —Dijo mientras daba media vuelta, sonriendo como una estúpida. No puedo negar que me sorprendió verla así, y tampoco puedo negar que se veía hermosa e irresistible.
"No puedo creer que de verdad te atraiga una mujer, y más aún, una que es tu empleada", gritó mi subconsciente.
—¿Quién te dijo que me gusta, estúpida? —Respondí en voz alta, sorprendida por mi propia reacción.
—¿Qué, quién te gusta, estúpida? —Preguntó Dae-eun riéndose. En ese momento, me quería morir. La expresión de Mendoza me causaba vergüenza, sonriendo mientras me miraba con el teléfono en la mano, esperando a que llegara el Uber porque, bueno, la parlanchina de Da-eun no quiso que nadie manejara. No se, ni atención le estaba prestando.
Nos encontrábamos en un restaurante llamado Arden, un lugar completamente nuevo para mí. Quedé asombrada al verlo por primera vez, estaba repleto de flores, creando la ilusión de un bosque encantado. La belleza del lugar era simplemente impresionante.
—Señorita necesitan más tiempo —Preguntó mesera que nos estaba atendiendo.
—"Señora y no, no necesito más tiempo. Pediré..." —respondí, corrigiendo a la mesera. Ordenamos nuestras respectivas cenas y en silencio, comenzamos a comer. La única que no paró de hablar, buscando entablar conversación, fue Da-eun, y ya me lo esperaba. Esta mujer es igual que una cotorra.
—¿Qué te parece? ¿Está buena, verdad?. —Preguntó Dae-eun, refiriéndose a la comida del lugar. La verdad es que me había encantado, era mi primera vez aquí, y creo que no sería la última.
—La verdad es que la ensalada Santorini estaba muy buena. Creo que fue una excelente opción pedirla junto con el caviar de oscietre. —Comenté por primera vez desde que estábamos aquí. Quería romper el hielo y contribuir a la conversación.
—Sí, se ve exquisita. Me encantaría probarla.
—"Y te quedarás con las ganas de probarla." — Mendoza rio por un segundo. Intenté mirarla, pero al estar tan cerca, mantuve mi postura e ignoré el gesto que acababa de hacer. Sin embargo, en su siguiente comentario, hizo que involuntariamente la mirase.
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Antes de ti, no había nada en mí.
RomanceEn mi libro, te sumergirás en el fascinante encuentro entre dos mujeres cuyas vidas parecen estar en extremos opuestos. Una es una empresaria obsesionada con las apariencias y el éxito material, mientras que la otra es una guitarrista libre y despre...