9. Emociones que surgían

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—Da-eun abre la puerta, maldición

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—Da-eun abre la puerta, maldición.—Había estado golpeando la puerta durante un rato, frustrada. Necesitaba saber qué había pasado anoche. —"Abre la maldita puerta, estúpida",—Dijo entre dientes."

"Una Da-eun demacrada, con el pelo despeinado y una camisa ancha, abrió la puerta, maldiciendo por qué a las siete de la mañana estaban tocando a su puerta."

—Maldición estúpida, ¿qué diablos pasó anoche?" —Le dije, agarrándola por los hombros y acercando su rostro al mío. Vale, lo admito, estaba actuando como una sociópata, pero me moría de vergüenza de estar delante de Mendoza sin recordar lo que había pasado la noche anterior.

—"Oye, cálmate, nena. Tómatelo con calma. Entra, vamos, y no me grites, me duele la cabeza."

Iba a gritarle nuevamente por estar tan tranquila, pero de repente sentí un mareo abrumador y me vi obligada a calmarme. Entré en la casa y me dejé caer en un sillón. Ella se dirigió a lavarse la cara y regresó cinco minutos después, con el cabello recogido en un sencillo moño.

—"¿Qué quieres saber exactamente sobre lo que pasó anoche?"

—"Todo lo que pasó entre Mendoza y yo, cómo terminó ella en mi cama desnuda."—Dije con vergüenza. Soy una persona bastante directa y, en estos momentos, lo único que quiero saber es qué fue exactamente lo que pasó."

—"Bueno, fue una noche pesadísima. Estabas pedísima, wey."—"No sé por qué demonios estaba hablando español, pero no entendía nada de lo que ella estaba diciendo."

—Da-eun, deja de hablar español.

—"¡A ver, te pasaste de copas! Bueno, nos pasamos, Jessy nos sacó y nos fuimos en un taxi. Iba a ayudarte, pero como también estaba borracha, Jessy dijo que me fuera a casa y que ella te ayudaría. Después de eso, no sé qué pasó entre ustedes. ¿Sabes lo bueno que es acordarte de todo, aún estando borracha? Eso es resistencia al alcohol. Deberías probarlo."

—Entonces no sé qué habrá pasado. Dios, necesito saber. ¿Dije algo o hice algo que pareciera sospechoso? —Estaba volviéndome loca. Necesitaba saber qué había pasado ahora mismo, antes del lunes, antes de tener que verle la cara en el trabajo.

—Pues que te digo. Sí, en verdad estabas un poco rara. No parabas de mirarla, incluso antes de que te pusieras pedísima.

—"¿Por qué demonios estás hablando así?"—Dije, intentando hablar español, cosa que fracasó.

Antes de que pudiera responder, una mujer bajó las escaleras, igualmente despeinada. Vestía una bata blanca transparente que dejaba entrever la lencería de encaje que llevaba puesta. Da-eun la miró y ella se acercó, plantándole un beso un poco intenso, luego le lanzó una mirada desafiante y se retiró a la cocina.

Antes de ti, no había nada en mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora