ESTORBO [Papulince x Panafresco]

#11: ¿Por qué?

• Miguel

Ya es viernes, por fin. Acabo de llegar a la escuelazzz, y por primera vez en mucho tiempo me sentía algo nervioso, como cuando fue mi primer día en esta porquería de escuela.

Me acerqué a mi casillero y dejé los libros ahí para quedarme sólo con el de matemáticas.

De la nada pude sentir a mi sentido arácnido alterarse un poco, comencé a sentirme nervioso una vez más, ¿qué carajo?

A lo lejos vi a Luis entrar a la escuela junto a Pedro, comencé a sentirme ansioso y sólo me fuí de ahí, ¿por qué mierda me siento así? Es la misma cosa de ayer, antes ni siquiera sentía al grasoso con el sentido arácnido, ahora parece como si... lo sintiera de más.

Por no fijarme en mi camino terminé chocando con alguien, esperaba que no fuera algún profesor, hasta que me di cuenta que era Helen, la pick mezzz que me jode cada que me ve y siempre trato de evitarla, carajo.

—Ay, Mikey, tarado, te perdono nomás porque eres tú.

Me dice Mikey porque no le gusta mi nombre, dice que es de viejo, y honestamente odio que me llame así.

—Ya te dije que no me digas así.

—Ayyy ya, no te enojes pues. Oye, hace rato no te veía, pero de mí nunca vas a escapar eh.

—Terriblemente. —susurré.

Continué caminando, pero ella comenzó a seguirme, me despego de uno y viene otro a joder, nunca puedo estar en paz.

—Y qué bueno que te encuentro, no veía a ninguno de mis amigos, sólo a las morritas de mi salón, y ya sabes que odio estar con esas, ash.

—Ah.

—Ay, es que son tan delicaditas y así, como si fueran princesitas, qué asco. Aparte son bien criticonas y envidiosas.

—¿Cómo tú?

—Ay yaa, yo no soy así. —dijo dándome un golpe en el brazo.

Sólo seguí caminando tratando de ignorar las pendejadas que decía, esta tipa ha sido la única que me provoca ganas de golpear a una mujer...

A lo lejos vi a Raúl saliendo de los baños viendo su celular, tal vez ese men me libre de esta loca.

—Hey mira, ahí va Raúl.

—¡Rauuuuuul! —gritó corriendo hacia él y luego lo abrazó.

—Heeey, ¿qué onda, Helen? —dijo Raúl mirándome con cara de sufrimiento, yo me reí y luego me sacó el dedo medio.

—Bueno, los dejo. —dije volviendo a caminar.

De la nada sentí que Raúl se dirigía a mí y luego puso su brazo sobre mis hombros.

—De hecho, quisiera enseñarte algo, Miguelito.

Helen se acercó a nosotros y nos miró con curiosidad.

—Es cosa de hombres, nos vemos después. —dijo Raúl.

—Ay, pero yo soy como otro vato de ustedes. —dijo Helen dándole un codazo a Raúl.

—Pos sí, pero igual es algo personal- ah mira, allá viene Vladimir. —dijo Raúl señalando.

Cuando Helen se volteó ambos nos alejamos de ella casi corriendo, cuando ya estábamos lejos nos reímos por eso.

—Desgraciado, ¿te querías librar de ella usándome a mí? —dijo Raúl dándome un pequeño empujón.

—Fue la desesperación, men. ¿Y qué querías enseñarme?