Control Pop #6

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Espero que les guste~

Branch aun esta luchando por encontrar un equilibrio entre la parte infantil y la adulta pero incluso entonces, se siente muy cómodo y feliz por primera vez en quien sabe cuanto tiempo.

Esta probando y aprendiendo lo que le gusta, como aprender a arreglar todo lo que esté a su alcance, armar rompecabezas y leer todo tipo de historias, aunque también puede ver que es lo que no le gusta, como la música a demasiado volumen, las cosas tan dulces que te empalagan y ciertas prendas que no se sienten cómodas.

Aún esta experimentando todo lo que puede y disfruta cada día de libertad.

-¡Branch!- el mencionado agita una de sus orejas, levantando la vista y sonriendo ligeramente al ver a la reina del pop parada en la puerta, luciendo un poco sacudida debido a la carrera que seguro hizo para llegar más rápido pero aún así, con ojos brillantes de alegría al verlo.

-Hola, Poppy- hace un gesto para que entrará, bufando entre risas cuando ella avanzó con grandes pasos para rodearlo con sus brazos y abrazarlo, suave y amable a pesar de todo su entusiasmo. Era extraño como hace unos meses atrás le tenia miedo y ahora, su visita era uno de sus tantos momentos favoritos.

Suelen sentarse y hablar en lo usual, siendo entretenido. Hay mucha energía para un pequeño cuerpo, entusiasta hasta por las pequeñas cosas que vio e hizo pero es dulce y divertido. A veces jugaban, tanto juegos de mesas tranquilos, como juegos locos y llenos de diversión con los demás niños del pueblo.

En ocasiones, solo se hacen compañía. Sentados en el suelo, sobre esa suave y cómoda alfombra que la alcaldesa puso en su sala especialmente para él.

Él le da dibujos, de cosas que cree que le pueden gustar, y ella le hace libros de recortes, con muchas formas y colores, además de brillantina, con fotos con cosas que le llamaban la atención del bosque y de la aldea, dejando atrás las fotos de su época bajo el control de la cuerda. Deja espacio para las nuevas fotos que saca, agregando a todos los amigos que Branch a logrado hacer hasta el momento, algo que lo hace sentir cálido cada vez que las ve.

Le gusta cuando ella lo visita, siempre tiene algo nuevo que contar o mostrar.

-Te traje un regalo- ella no pareció poder soportarlo más después de unos minutos, riendo con felicidad y emoción apenas contenida mientras su cabello se retorcía y movía, dejando una caja frente al troll de tonos grises, quien parpadeo con cierta sorpresa.

-Recordaste mi color favorito- esta encantado ante la envoltura de tonos verdes y el gran moño en la parte superior.

-Por supuesto~- de acomodo a su lado, lo suficientemente cerca para ver su reacción pero dándole un poco de espacio para que pudiera moverse sin problema. -Y déjame decirte que voy a volverme tu mejor amiga en todo el mundo después de esto- parecía orgullosa de si misma y eso lo hizo sonreír.

-Te tienes mucha fe- bufo con cierta diversión. Los recuerdos de la Poppy que solían venir en sus pesadilla se fueron calmando y aunque lo llenaban de cierta incomodidad, porque aun se sentían como recuerdos ajenos que no le pertenecían, podía tranquilizarse cuando la veía de frente y se enfocaba en los recuerdos recientes.

-Oh, ya veras, lo amaras- hace un gesto, su sonrisa tan grande que apenas parecía caber en su rostro. -Te prometo que no tiene trampas de brillantina- agregó cuando él enarco una ceja.

-Confiaré en ti- rio y volvió su atención a la caja, acariciando la superficie verdosa antes de llegar a la tapa y quitarla. Espera cualquier cosa, porque ella tiene una loca imaginación y sabe que regalar de alguna manera, llevándose una grata sorpresa al mirar el interior. -¡Abuela!- jadeo con asombro infantil, sacando la foto enmarcada, esa en la que estaban solo él y la abuela, abrazados, sonriendo hacia la cámara. Era su favorita y había dolido mucho pensar que la había perdido. Debajo de ello había más. Una libreta de aspecto vieja y algo rechoncha, donde su abuela escribía cada receta que tenía en mente para probar y usaba como diario al mismo tiempo, además de algunas fotos más y un chaleco de hojas verdosas muy familiar. -...mis cosas...- acaricia la prenda con dedos cuidadosos y luego la libreta, sintiendo su emoción en crecimiento. Era todo lo que había empacado para el gran escape, puede recordarlo. -¿Cómo es que...?- la miro con asombro, algo eufórico, queriendo abrazarla pero sin poder soltar su chaleco y la foto que pensé que nunca volvería a ver.

Trolls 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora