Trolls 2️⃣

Abrazo

Espero que les guste~

Nota: ¡Hola, mi gente hermosa! Lamento haber desaparecido pero mi cerebro se centro en ciertas ideas y se desvió un poco de este camino. ¡Aunque ya estoy de vuelta! Decidí volver, porque sé que muchos adoran este libro tanto como yo

Nota-2: Estoy dispuesta a ponerme al día con las peticiones pendientes pero si fueran tan amables de escribirlas por aquí, sería fantástico porque tengo tantas ideas y peticiones repetidas por ambos libros que ya me siento algo perdida

Nota-3: En caso de que esto luzca familiar, me inspire en un bonito comic que encontré en Tumblr :3

Nota-4: Mi usual ayuda, sé que tu adoras a estos dos ^_^

Creek disfruta de la lluvia por alguna razón. Siempre lo hizo, desde su niñez en el árbol troll, la sensación de la lluvia que caía y mojaba todo a su paso se sentía como un alivio muy bienvenido, con un sonido que lo arrullaba en muchos casos. Le gustaba solo pararse allí y dejarse mojar, sin importarle realmente que su cabello se estropeara o el pequeño escalofrió que recorría su espalda desnuda por el frio que lo invadía, solo cerraba los ojos con disfrute. En la época fría y oscura del encierro de los trolls se había sentido como un suspiro momentáneo de libertad, incluso siendo adulto tenía ese efecto, como si el agua se llevara todos sus problemas.

Pero incluso si disfrutaba de la lluvia en si, odiaba los truenos y relámpagos que convertían su momento de disfrute en una tormenta a toda regla.

No había una razón especifica al decir verdad. Quizás era porque era realmente pequeño y ver el cielo iluminarse acompañado de un fuerte ruido que en muchos casos estremecía las vainas que colgaban de las ramas era realmente intimidante, quizás era porque al escuchar el retumbante ruido hacían resurgir ese miedo de su parte infantil porque le recordaban mucho a los pasos de los grandes bertenos, quizás era porque el ruido parecía hacer eco en su pequeña vaina y no lo dejaban dormir. No lo tenía muy en claro, solo sabía que no le gustaban para nada.

-¡Rayos!- y es por eso que esta corriendo tan rápido como puede, maldiciendo haber salido de su casa en primer lugar. Todo el día había estado húmedo, en una advertencia clara de que iba a caer agua en cualquier momento y se había quedado fuera al pensar que esa era la única intención pero después de un rato, la llovizna se convirtió en lluvia y se volvió una tormenta a toda regla en cuestión de minutos. Con eso, se hace difícil saber en que dirección especifica ir, todo es borroso y el retumbante trueno no le permite siquiera escuchar algo que lo guie, haciendo que se siente perdido y solo pero eso no lo detiene y corre para donde cree que es correcto. El suelo es resbaladizo, convirtiéndose en barro que lo hace tropezar y hace su mejor esfuerzo por no caer, deteniéndose por unos segundos bajo una gran hoja. Le sirve de refugio de momento. -Ah, que mala suerte...- retuerce su cola de manera inconsciente, haciendo una mueca cuando otro trueno suena, el cielo cubierto de nubes negras siendo iluminado por un relámpago. Se acurruca, temblando tanto de miedo como de frío, intento pensar en como se supone que llegara a su casa porque se niega a quedarse allí durante toda la tormenta.

Su respuesta llega en forma de una mano tan húmeda como la suya y con almohadillas algo ásperas que lo agarra de repente, un fuerte tirón obligándolo a correr una vez más, abandonando su refugio y siendo atacado por la lluvia una vez más.

-¡¿Branch?!- apenas puede verlo pero reconoce vagamente su figura y cree que tiene cierto sentido. Branch sigue siendo un salvaje a pesar de haber recuperado su color, prefiriendo pasar más tiempo al aire libre y reabasteciendo su bunker con diligencia, algo que de seguro había estado haciendo antes de la tormenta. Resbala y tropieza, poco ágil en comparación al sobreviviendo que lo guía, cuya mano que agarraba la suya era la única razón por la que no se había caído a estas alturas. Branch era ligero como una maldita pluma pero al mismo tiempo, era fuerte gracias a sus años de aventuras en el bosque.

De alguna manera, el sobreviviendo parece saber exactamente el camino a seguir, porque no tardan mucho en llegar a la entrada del bunker y antes de que el gurú pudiera reaccionar, la palanca se acciona, ambos bajando por el ascensor.

-Ah, que frío...- se estremece sin poder evitarlo, un poco aliviado de ya no estar bajo la lluvia, avanzando un poco cuando el ascensor se detiene pero deteniéndose, sabiendo que ya había un charco formándose bajo sus pies. Se paso las manos por el cabello húmedo y caído, haciendo una mueca ante la sensación y los nudos que no tardo mucho en encontrar, su pobre melena iba a necesitar un largo tratamiento para recuperarse. -Bueno, cariño, debo agradecer tu...- se voltea, dispuesto a hablar con el otro con quien ya estaba en mejores términos que en tiempos pasados, solo para recibir algo directo con el rostro que lo hace tropezar. -¡Hey!- reclama, tardando unos segundos en darse cuenta que lo que tiene ahora entre manos es una toalla.

-¡Eres un imbécil!- Branch se ve molesto, con los dientes apretados y casi mostrando los colmillos apenas visible en un gruñido profundo pero Creek había aprendido un poco a leerlo, así que podía ver que él estaba más preocupado que enojado. -¡¿Qué rayos hacías allí afuera?!- deja caer al suelo la mochila que el gurú no había notado, de donde saca otra toalla con la que se seca lo mejor que puede. -¡¿Conectabas con la naturaleza o alguna estupidez así?!-

-Podrías decirlo de esa manera- sonrío con diversión y cariño, haciendo un trabajo rápido en envolver su cabello con la toalla para evitar más desastres. Nunca había esperado poder ser amigo de alguien como Branch, a quien molesto durante años por su actitud y color, pero disfrutaba aquello, en especial al recibir su preocupación, incluso si era un poco brusco en el proceso.

-¡Idiota!- y un nuevo trueno resuena. Creek alza la vista, observando el techo con expresión pensativa. Ahora que están bajo tierra, el sonido de la tormenta y demás ya no es tan fuerte como antes, permitiendo que una parte de él se relaje. Nunca se había dado cuenta de lo conveniente que podía ser un bunker como ese hasta ahora, cuando el lugar no era sacudido por el viento y el ruido ya no se sentía tanto, ni siquiera podías ver el destello de los relámpagos.

-Que desastre, ¿no?- volvió su atención en su acompañante, abriendo los ojos con sorpresa al verlo. Branch estaba temblando, con la toalla olvidada en el suelo, sus manos muy ocupadas en tapar sus oídos en un triste intento de amortiguar el ruido. Su cola se retuerce, enredándose en una de sus piernas en una clara señal de terror y con su color haciéndose notablemente opaco. -Oh...- sintió algo en su interior retorcerse al darse cuenta. -...tu lo escuchas perfectamente- a veces, era fácil olvidar el gran sentido auditivo de alguien como Branch. -Ah, pobre de ti, cariño- sintió tristeza al verlo tan adolorido y aterrado, así que ajustándose la toalla para que quedara en su lugar, se acerco con paso tranquilo. Él mismo ya no tenía miedo pero su amigo si y no podía dejar que eso se quedara así por mucho tiempo. -Esta bien- extendió las manos para poder rodearlo con sus brazos y acercarlo, sin importarle realmente que el otro no fuera muy partidario del contacto físico. Branch se tenso, su gruñido de advertencia sonando ahogado, solo para estremecerse cuando más truenos sonaron y moviéndose para enterrar su rostro en el hombro violeta, decidió a esconderse. -Tranquilo, todo estará bien- arrullo con voz dulce y suave, sonriendo apenas ante los brazos que no tardaron en rodearlo. El agarre es fuerte, llega a doler un poco, pero lo ignora a favor de tararear en un intento que de el otro se concentrara en su voz, pasando su mano por la espalda ajena y esperando no estropear el chaleco de hojas.

Estaban parados en medio de la sala del bunker, tan mojados por la lluvia de afuera que ya había un gran charco bajo sus pies que deberán limpiar después, abrazados en una forma de consuelo y compañía. Tenían que bañarse y cambiarse para no enfermarse pero supuso que eso podría esperar un rato.