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¿Por que me hace bien estar a tu lado pero a la vez me hace mal?

Habían llegado a su destino, el cenizo solo pidió las bolsas y se dirigió a la cocina, sin dirigirle al bicolor ninguna palabra. El bicolor por su parte sólo se dispuso a observar por un par de largos minutos, no queria ser una molestia para el cenizo. Así que se dirigió a la cocina, donde fue apuntado con un cucharón por el ceniza, el cual mantenía su típico ceño fruncido.

ーTienes que esperar en la mesa bastardo. ーAunque lo que dijo no parecio ser acatado por el bicolor, el cual solo movió la cabeza aún lado para mirar al interior.

ー¿Puedo ayudarte? ーEstaba todo ordenado y ya casi todo preparado, no sabría en que ayudar de todas formas no sabia cocinar.

ーNo necesito tu ayuda. ーEl no era mucho de cocinar con personas, la única con la que había compartido cocina era con su madre, porque le estaba enseñando; nada más. Una que otra discusión salia pero no llevaban a más, ninguno quería destrozar la cocina. Además que el bicolor no sería la excepción.

ーPero yo. ーInsistio, aunque para el bicolor esa respuesta era obvia, estaba seguro que escogió mal sus palabras.

ーTu, nada. ーMiro al bicolor mientras señala la mesa. No sabe por qué, pero en ese instante cuando el menor bajo su cabeza dispuesto a volver a su lugar le hacía parecer como aún perro regañado, era gracioso. Un escalofrio recorrio su espalda, una idea peculiar llego a su mente; era como si ya lo hubira visto antes.

ーSabes, mejor ven mocoso. ーNi el mismo se entendía. Miró al bicolor, el cual tenía una pequeña sonrisa. Parecía un niño el cual había logrado su cometido, desvío la mirada, tomo un par de vegetales, la tabla de cortar y le entrego un cuchillo al bicolor.

ーCorta eso que ves hay. ーEl bicolor solo asistió, cuando estaba a punto de tomar uno de los vegetales. El cenizo llamó su atención, tenía los brazos cruzado junto con una mirada muy amenazadora. ¿Ahora que había hecho? era lo que se preguntaba el bicolor.

ー¡¿Que no te piensas lavar las manos?! ーEl bicolor lo miro con sorpresa, se le había olvidado eso es crucial en el higiene, así dejo el cuchillo aún lado y se dispuso a lavar sus manos, lo vegetales había sido lavados con anterioridad por el cenizo; era muy cuidadoso con ese tipo de cosas.

Un teléfono comenzó a sonar. El bicolor sabía que no era el suyo, así que no presto mucha atención, por otra parte el cenizo salio de la cocina, miró la pantalla; era su madre. ー(Valla.. mierda)

Sin hacer esperar más le toco contestar, si no lo hacía, su madre se ponía como loca, según el. Alejo un poco su teléfono del rostros; realmente ya era costumbre, pulso en aceptar.

ーMIERDECILLA POR QUE DEMORAS TANTO PARA CONTESTAR. ーPor eso aveces no le quería contestar era muy ruidosa.

ーESTABA OCUPADO, ¡VIEJA BRUJA! ーaveces lo hacía sacar de quicio, bueno eso se debía más a que compartían el mismo carácter. 

ー¡¿CUANTAS VECES TENGO QUE DECIRTE QUE NO ME LLAMES ASI?! ーBueno por más que le dijera no hacía caso.

ーPara que llamas. ーEstaba seguro de lo que respondería su madre, sabía que sus padres se preocupaban por él. Aunque el pensaba que sí, no les cuenta nada no los preocuparía, pero adivinen que siempre se entreraban, por cierta persona. Además que lo que en verdad les preocupaba a sus padres, era que no les dijera nada; algo que no tenía pendiente el cenizo.

ー¡¿Que ya no puedo llamar a mi hijo?! puesto que él ni nos llama. ーSonaba indignada, además de molesta.

ーComo sea, ¿Que quieren saber? ーDirecto al grano, no quería a largar la conversación.

ERES MI DESTINO / TodobakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora