¡Planeación del reinicio!

804 49 191
                                    

Las cortinas de la ventana se abrieron, dejando entrar los primeros rayos del amanecer. Un ligero tarareo resonó en la habitación, interrumpido por el chirrido de una silla. Lena se sentó en ella con cuidado y miró fijamente los papeles que había sobre la mesa.

La joven analizó la pila de hojas, calculando que había más de un centenar. Sin darle mucha importancia, tomó la primera y la leyó con atención. Estaba acostumbrada a realizar este tipo de trabajos con regularidad, siempre alerta a cualquier información importante que estuviera plasmada en las hojas. Pero, si era sincera, nunca había visto nada igual a esto.

—"Han pasado 64 años" —leyó en voz alta, frunciendo el ceño—. No creo que haya pasado tanto tiempo y... la referencia está mal —opinó, dejando la hoja en un montón aparte.

La siguiente cuartilla era bastante diferente en contenido, pero le provocó la misma expresión de desconcierto. En este caso, relataba la trágica historia de una chica que fue mordida por un pequeño perro.

—Bueno... —Lena se quedó sin palabras, sin saber qué decir al respecto—. Espero que te recuperes —murmuró, sin mucha convicción.

La rubia aceleró el paso, leyendo de forma rápida varias hojas, sus ojos azules brillaban ligeramente y su atención parecía haber ignorado todo lo que sucedía a su alrededor. Por ahora, la mayoría de los comentarios solo eran saludos y exageraciones sobre la cantidad de tiempo en el que no habían tenido noticias del 'escritor'.

El brillo en sus ojos se detuvo momentáneamente al llegar a una hoja que era diferente. No era un saludo ni una exageración. Solo era alguien afirmando haber entendido una referencia.

—¿Qué? ¿Referencia a qué? —preguntó Lena, sin saber a qué se refería—. No importa, a seguir —se dijo a sí misma, tratando de no distraerse.

Descartó la hoja junto a las demás, iluminando sus ojos una vez más, acelerando su paso de nuevo. Debía apurarse, necesitaba llegar a las recomendaciones o sugerencias para hacer todo un archivo, un informe y un cronograma para el futuro basado en estas.

Lena siguió leyendo cada hoja que sacaba del montón, la descartaba y continuaba con la siguiente. Su respiración se volvió agitada y el brillo en sus ojos se hizo más intenso. Su atención estaba tan inmersa en su trabajo que no se dio cuenta de que alguien se acercaba a la mesa.

La chica parpadeó, notando la presencia de alguien. Sabía que no era nadie que tuviera una intención hostil, el lugar en el que estaba no podía ser más seguro. Pero igual se reprochaba a sí misma por haber bajado la guardia.

—¿Hm? —Lena reconoció a la persona, bajando la mirada y centrándose en las hojas nuevamente—. ¿Qué sucede, Badir?

Badir no respondió, solo colocó una taza de café cerca de la chica. Lena ignoró el gesto, centrando su atención en la hoja que tenía en su mano. El chirrido de una silla resonó, haciendo que la joven dedujera que Badir tomó asiento.

Lena suspiró, alzando la mirada, y miró a Badir. El joven de pálida tez bebía de una taza en silencio, sin producir ningún sonido. La chica volteó a ver la taza que estaba cerca de ella.

Era un café latte con un conejito hecho con crema de leche.

—Sabes que no es necesario que hagas un arte de latte, ¿verdad? —cuestionó Lena, sin sonar enojada, irritada o algo parecido—. Es lindo —añadió, con una leve sonrisa.

Badir asintió, dando otro pequeño sorbo a su propia taza de café. Con un profundo respiro, dijo:

—Vivo por y para el café, y por ello cumpliré tus expectativas.

ᴛʜᴇ ᴜᴘᴘᴇʀ ᴍᴏᴏɴꜱ ʀᴇᴀᴄᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora