|11| Cuando empiezas a sentir más que odio aunque sea calentura

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|11| Cuando empiezas a sentir más que odio aunque sea calentura

Han pasado apenas dos días del inicio del curso en Millennium Academy.

A pesar de no haber ocurrido nada más se siente en el ambiente la tensión, la muerte y el miedo.

Aisha murió. Alguien la mató. En pleno campus. La noche de la fiesta de iniciación.

Esta mañana despierto y me decido a asistir a clases. A pesar de no querer estar aquí tengo que enfrentar la realidad.

Definitivamente me siento como la única cuerda en un manicomio.

Yo sé que algo malo sucede aquí, lo siento, soy la única que no se contenta con las dulces palabras de Camille y que encuentra extraño que sea parte de todo esto, soy la única que ha leído el diario de mi difunta tía Aisha.

Millennium Academy oculta más de lo que parece a simple vista al igual que Camille y sus amigos que ocultaron una parte de su historia que ni siquiera en el diario de mi tía fue revelada.

¿Qué tan malo sucedió en Millennium Unniversity?

¿Qué tan malo puede suceder en Millennium Academy?

Con estas preguntas salgo de mi habitación, me he colocado el uniforme que consiste en la blusa blanca y la falda que por algún motivo me queda demasiado corta y se ajusta en zonas específicas de mi cuerpo, el color rojo contrasta con mi cabello.

Con la mochila sobre un hombro, las manos llenas de anillos y pulseras, los ojos delineados y el rojo fuerte en mis labios como plus al uniforme me decido a iniciar el día.

Al salir me siento una modelo de Miss Universo en plena pasarela, como si el mundo, todas las luces y miradas estuvieran sobre mí, incluso cierro los ojos para disfrutar de la sensación hasta que chocó contra los tres cuerpos altísimos, guapísimos y buenísimos que menos deseo ver.

Claro no quiero ver si no tocar, besar, lamer...

¡Dios, aleja esos pensamientos!

—¿A dónde crees que vas vestida así? —pregunta Ashton.

Vestido con solo una camiseta que deja a la vista sus brazos tatuados, la tinta brillando ante la luz de la mañana, llamativa y exigente de atención. Y los pantalones rojos que le quedan ajustados. Además de estar repleto de cadenas de oro y las gafas que baja hasta el puente de su nariz para mirarme con sus ojos grises.

—Se llama: «uniforme», es lo que nos obligan a usar a los estudiantes que sí seguimos las reglas de la escuela —respondo e intento pasar pero el cuerpo de Brixton me lo impide.

—No puedes ir así a clases —habla con su frialdad de siempre. Está vestido también como siempre: chaqueta y pantalón negro.

—¿Por qué no?

—Esa falda deja a la vista tu culo, hermanita —explica Callum y acto seguido procede a darme una nalgada que me hace soltar un gemido involuntario, ruborizarme y estoy segura que esa zona se ha puesto roja.

—¿Qué demonios les pasa? —chillo alejándome de ellos —. Aquí la Hell soy yo. ¿¡Para que demonios gané esos juegos si al final ustedes viven controlandome!?

Me enfada que siempre quieran mandarme.

Nunca me ha gustado que intenten gobernarme y ellos parecen adorarlo.

El hecho de que salieramos ayer y no lograran impedir que entrase al restaurante aún como estaba vestida no les enseñó que no pueden mandarme.

—Por eso mismo, eres nuestra Hell. No podemos permitir que otros chicos te vean... Así —explica Ashton mientras sus ojos se desvían hasta mis piernas.

H E L LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora