H E L L

|18| Una ceremonia sangrienta y sensual

Escucha mi corazón estallar de nuevo.

Adele —Skyfall

|18| Una ceremonia sangrienta y sensual

Bienvenidos al tan deseado día de la ceremonia de Padres e Hijos.

Desde exactamente las siete de la mañana los padre comenzaron a llegar en sus lujosos autos.

Porque puede que hubieran creado este lugar solo por venganza, pero al igual que Millennium Unniversity tenía una fachada perfecta e impecable. Llena de chicos y chicas millonarios con padres poderosos y cuentas bancarias en cada país importante.

A nosotros nos hicieron vestirnos con vestidos y los chicos con trajes, todo muy calculado.

Me había puesto un vestido azul que llegaba hasta mis muslos y se ajustaba en algunos lugares de mi anatomía aunque no demasiado, tenía brillantes y dejaba libres mis hombros lo cual sentía que me daba bastante estilo. Dejé mi cabello suelto y me maquille con detenimiento.

Todos esperamos a nuestros padres en la entrada de Millennium Academy como ganado o esclavos.

Yo esperé junto a los Pierce, claramente por obligación con sus padres ya que técnicamente eran mis tutores legales.

—Bájate el vestido —susurraba Ashton. Si pudiera obligarme a usar vestidos con dos dedos  hasta las rodillas lo haría, imbécil.

—Bájate el pantalón —le respondí.

Él se puso totalmente rojo y me iba a replicar de no ser porque Callum me tomó del brazo y dijo:

—Estás hermosa, hermanita —me miró de arriba a abajo y no pude evitar reír.

Ashton tenía una camisa blanca y unos pantalones chándal. La camisa le quedaba holgada y le daba un toque clásico al mismo tiempo que dejaba a la vista sus tatuajes.

Brixton que se mantenía mirando al frente sin hablar estaba con un traje negro.

Y Callum, como siempre era el hermano del brillo y los colores. Con una camisa azul y unos pantalones blancos con adornos de todos los colores. Además de que solo con mirarte ya captaba tu atención.

—Deja de elogiarla, por eso se cree tanto —soltó Ashton.

—Habló Míster Ego —respondí.

—Sí, Señorita Acosadora.

—Nunca te acosé a ti. De ti quiero distancia —le dije.

—Ya somos dos.

—¡Perfecto! —grité.

—¡Perfectísimo! —reprochó él.

—¡Excelente!

—¡Excelentísimo!

—Ya dejen de comportarse como niños —expresó la voz fría y cortante del mismísimo Jinx Pride.

Cuando miramos en frente Camille y sus cinco maridos hacían su entrada triunfal, bajando de su lujosos auto.

Camille como siempre desprendía esa aura de superioridad y belleza, de ser simplemente inalcanzable. Con un vestido rojo largo y sus esposos de trajes negros.

Los veías y aunque no eran común parejas como ellos, la palabra «perfección» venía a tu mente.

Me pregunté cuánto sabrían de este lugar, si sabrían que estaban siendo cazados y el peligro que todos corríamos por lo que sea que habían hecho.

—Hola, hijos —ella abrazó a cada uno, se denotaba amor, amor de madre. Se detuvo a mirarlos uno a uno comprobando que estaban bien e iguales —. Hola, H.