"We fell in love in october"

153 10 22
                                    

Era un día de otoño, uno más en la vida de un pequeño Reiichi de cinco años. Como de costumbre, estaba en el patio de su casa, jugando solo con sus dinosaurios de juguete. Desde pequeño, siempre había sido un niño introvertido, más cómodo en su propio mundo que en compañía de otros.

Estaba completamente concentrado en la batalla épica entre su tiranosaurio y su triceratops cuando, de repente, una voz infantil y entusiasta lo sacó de su fantasía.

—¡Ah! ¡Tienes dinosaurios de juguete! ¿Puedo jugar contigo? —exclamó un niño de cabello verde que apareció corriendo frente a él.

Reiichi pegó un brinco del susto y abrazó sus juguetes con desconfianza.

—Mmm... No puedo. Mi mami dice que no debo hablar con desconocidos, y tú eres uno... —respondió con cautela.

—¡Ah, cierto! No me presenté —dijo el niño con una sonrisa radiante—. ¡Me llamo Hayato y tengo cinco años!

—Mmm... Me llamo Reiichi y también tengo cinco...

—¿Ves? Ahora ya no somos desconocidos —dijo con orgullo—. ¡De ahora en adelante, vamos a ser los mejores amigos del mundo!

Reiichi lo miró sorprendido. Nunca había conocido a alguien con tanta seguridad y energía, pero, de alguna forma, la actitud de Hayato le resultó contagiosa.

—Tienes razón... Está bien, seremos mejores amigos —dijo, esbozando una leve sonrisa por primera vez—. Ahora sí puedes jugar con mis dinosaurios.

Así comenzó la amistad entre dos niños de personalidades completamente opuestas. Con los años, se volvieron inseparables, a pesar de sus diferencias. Pero, con el tiempo, sin que uno de ellos lo notara, los sentimientos comenzaron a cambiar...

12 años después...

El despertador nunca sonó. O quizás sí, pero Hayato no lo escuchó. Como siempre, se había quedado dormido y ahora luchaba contra su rebelde cabello en un intento desesperado por arreglarlo. Apenas tuvo tiempo de ponerse el uniforme y salir corriendo de su habitación cuando escuchó un grito desde afuera.

—¡Hayato, sal ya! Es súper tarde, tengo que llegar a tiempo al Consejo —reclamó Reiichi desde la acera, impaciente.

Bajando las escaleras a toda prisa, Hayato salió de su casa agitado.

—Lo siento, lo siento... No sonó mi alarma hoy y se me hizo tarde...

—A ti nunca te suena la alarma —respondió Reiichi con tono burlón, cruzándose de brazos—. Imagino que no desayunaste. Toma, ve comiendo en el camino —dijo, sacando un sándwich de su mochila y extendiéndoselo.

—¡Ah! No tenías que molestarte, Reiichi... pero igual, gracias —respondió con una sonrisa antes de darle un mordisco.

—No es nada. Ahora apúrate, que por tu culpa voy a llegar tarde.

Caminaron a paso acelerado hasta que, de repente, Hayato se detuvo en seco, soltando un estruendoso grito.

—¡¡NO PUEDE SER!!

Reiichi saltó del susto y lo miró alarmado.

—¿Q-qué? ¿Qué pasa?

—¡HOY ES NUESTRO ANIVERSARIO DE AMISTAD! ¡Y NO TRAJE NADA PARA TI! ¿Qué vamos a hacer ahora? —se lamentó, llevándose las manos a la cabeza.

Reiichi suspiró, pasándose una mano por la frente.

—¡Hayato! No me asustes así, pensé que era algo serio...

—¡Pero es algo serio! Es una fecha súper importante... ¿O acaso ya no te importa? ¿Conseguiste un nuevo mejor amigo? ¡Lo sabía, todos son iguales! —se quejó con fingida indignación.

Reiichi rodó los ojos, divertido por su drama.

—No seas tan exagerado, claro que no tengo otro mejor amigo. Mira, ¿qué te parece si después de clases vamos al parque y comemos un helado para celebrarlo?

Los ojos de Hayato brillaron.

—¿¡Hablas en serio!? ¡SÍIIII! ¡Eres el mejor amigo del mundo! —exclamó, dando saltitos de emoción.

—No exageres tanto —rió Reiichi—. Mejor camina más rápido o, por tu culpa, llegaré tarde a la reunión del Consejo.

—¡Ash, ya voy! ¿Por qué tienes que ser tan amargado? Me caes mal —bromeó Hayato.

—Siempre he sido así, no entiendo de qué te quejas. Si no te gusta, consigue un nuevo mejor amigo —dijo Reiichi, con falsa indiferencia.

—Pues eso haré si no dejas esa actitud básica. ¡Tienes que ser más sociable, más extrovertido, como yo!

—No gracias. Prefiero seguir siendo yo. Tú, en cambio, deberías ser más tranquilo.

—¡¿Ser como tú?! ¡Jamás! —se escandalizó Hayato—. Sabes qué, ya mejor me voy a clases. ¡Llegaré tarde por tu culpa! —dijo en tono burlón antes de salir corriendo hacia su salón.

Reiichi lo miró alejarse con una leve sonrisa, pero su expresión cambió cuando un pensamiento inesperado cruzó su mente.

*"Por mi culpa, dice... Si él siempre se tarda tratando de peinarse... No entiendo por qué se enoja conmigo. Aunque... se ve lindo cuando lo hace. Se ve tierno..."*

Su rostro se calentó de golpe.

*"¡¿Qué estoy diciendo?! Mejor me voy ya al Consejo."*

Amor Sin PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora