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Carlos Sainz - Morenita

Agosto 2023

Ya habían llegado las tan ansiadas vacaciones de verano y tocaban unas semanas de desconexión, la primera de las cuales sería pasar unos días en Mallorca. Mi mejor amiga era Ana Sainz, la hija menor de Carlos Sainz y, por tanto, hermana de Carlos Sainz Jr. Ana y yo éramos amigas desde la infancia y, por lo tanto, Blanca, su hermana mayor y Carlos me trataban como su hermana pequeña.

Desde bien pequeña siempre me habían invitado a pasar las vacaciones con ellos en Mallorca, se había convertido prácticamente en una tradición pasar al menos una semana allí en verano. Además, desde que todos nos hicimos adultos siempre les dejaban a los hermanos Sainz una semana entera la casa para que invitaran a sus amigos y parejas.

Y a mí me encantaba, puesto que conseguía ponerme más morena aún. Yo siempre había sido una chica de piel morena con los ojos y el pelo castaños, pero con el sol de Mallorca mi piel se bronceaba todavía más y el castaño oscuro se volvía castaño claro.

Y porqué mentir, estaba a punto de conseguir un gran contrato con una empresa de modelos, si me presentaba con la piel bronceada seguramente tendría muchas más opciones de que el trabajo fuera mío. A mis 26 años ya había conseguido algún que otro buen trabajo en pasarelas, incluso en algún anuncio publicitario, pero quería conseguir un buen contrato que me asegurara un buen futuro.

Pero todo eso ya llegaría, ahora ya estaba en el taxi junto a Ana y otro amigo de la familia, con el que habíamos coincidido en el avión, de camino a la enorme casa que tenían en Mallorca junto al mar, la lástima era que este año la hermana mayor de Carlos no estaría porqué estaba de luna de miel, fue una boda preciosa, todo sea dicho.

De hecho, esa fue la ultima vez que vi a Carlos y ya hacía dos meses. A Blanca y a Ana las veía más a menudo puesto que las tres vivimos en Madrid, pero a Carlos lo veía de uvas a peras. Aunque era algo normal ya que su trabajo al fin y al cabo es viajar por el mundo, me daba mucha pena verlo tan poco. Así que ahora me moría de ilusión de verlo de nuevo después de dos meses.

Al fin llegamos a la casa alrededor del mediodía y nos adentramos en ella hasta llegar al salón principal. Ahí estaba Carlos junto a sus amigos, los mismos que también venían cada verano a Mallorca. Era cierto que Carlos siempre había sido como mi hermano mayor, puesto que nos conocemos de toda la vida y sólo nos llevamos 3 años. Pero una no es ciega y era innegable que cada año que pasaba estaba más guapo. No me extrañaba en absoluto que las chicas bebieran los vientos por él.

Nos acercamos Ana, el amigo con el que compartimos taxi y yo a saludar a todos los que ya estaban allí, con abrazos o dos besos, en función de la confianza que tuviéramos unos con otros. Carlos se iba a acercar a mi para abrazarme pero yo retrocedí antes de que lo hiciera.

— Después de dos meses sin vernos, ¿no vas a abrazarme? ¿Es en serio? —dijo poniendo morritos.

— No me dedicaste el podio de tu última carrera, así que no. Para ti no hay abrazo —le saqué la lengua. En su momento me dijo que si este año conseguía algún podio me lo dedicaría y no lo hizo. Obvio no me molestó en absoluto, pero me gustaba chincharle.

— Tú tampoco viniste a verme para que pudiera dedicarte el podio, así que estamos en paz —me sacó la lengua de vuelta.

— Estabas en el culo del mundo y yo tenía que trabajar, Carlitos. A ti no te costaba nada hacer un gesto para saber que me dedicabas el podio. Tienes mil cámaras que siempre te enfocan. ¿O es que a caso te avergüenzas de ser mi amigo? —alcé una ceja y crucé los brazos sobre mi pecho.

— ¿Vas a dejar ya de decir tonterías y vas a abrazarme?

— No.

— ¿Voy a tener que obligarte? —me miró de forma amenazante, dando un paso adelante.