Narrador omnisciente:
Marzo 1986
Tras pasar el verano y dejar atrás todo lo relacionado con el Upside Down, Madison empezó su carrera universitaria. Fue a la universidad de Atlanta y, por suerte, no quedaba lejos de Hawkins, a unas 3 horas y media en coche. Aunque no podían verse cada día, Steve y Madison intentaban verse los fines de semana. A veces iba Madison hasta Hawkins y otras Steve se acercaba hasta Atlanta.
Ahora hacia dos semanas y media que no se veían debido a que Madison había tenido los exámenes finales del primer semestre. Por suerte, como recompensa, ahora podría disfrutar de una semana de vacaciones en Hawkins con sus padres, sus amigos pero, sobre todo, pasar unos días de romanticismo con Steve ahora que tendrían más tiempo para ellos.
Era un sábado por la mañana cuando Madison llegó a su casa, alrededor de las 11:30. Su idea era dejar las maletas en casa e ir corriendo al videoclub donde trabaja Steve, no podía aguantar más tiempo para verle, abrazarle, acariciarle y besarle.
Justo cuando estaba a punto de llegar a su casa, se dio cuenta de que su plan inicial iba a cambiar. Estacionó rápidamente al ver a Steve frente a la puerta de su casa esperándole con un ramo de lirios rosas, sus flores favoritas.
— ¡Steve! —gritó emocionada.
Bajó a toda velocidad, sin ni siquiera cerrar el coche, y corrió hacia Steve para lanzarse a sus brazos haciendo que este cayera de espaldas sobre el césped con Madison sobre él.
— ¿Qué haces aquí? Pensaba que estabas trabajando —sonrió pletórica ella.
— Lo estaba. Pero le he dicho a Robin que me cubriera un momento, no podía esperar más para verte. Te he echado de menos —apartó un mechón de pelo que caía por la cara de Madison detrás de su oreja.
— Y yo también a ti.
Madison comenzó a besar a Steve de forma divertida por su cara; en sus ojos, en sus pómulos, en su nariz, en su frente, pero lo que más añoraba era el sabor de sus labios. Unió sus labios a los de él casi con una especie de nostalgia y él le devolvió el beso con ternura y calidez, pues el también echaba de menos el sabor dulce de la boca de su novia.
— Te había traído un ramo de lirios pero... —ambos se levantaron y vieron el ramo de flores algo mustio por el peso de sus cuerpos.
— No están en la mejor forma, cierto —rio—. Pero los guardaré igual. Son mis flores preferidas y me las ha traído mi chico preferido —agarró el ramo y lo besó fugazmente en los labios—. Lo pongo en agua y vamos al videoclub.
Madison fue sonriente y oliendo el ramo de lirios hacia su casa, abrió la puerta y entró. Steve se quedó observando cada uno de sus movimientos, disfrutando de verla sonreír y que él era el causante de esa sonrisa. La miraría sonreír una y otra vez cada día, durante el resto de su vida.
Madison le había vuelto hacer creer en el amor pero, aún así, quería ir despacio para no estropear las cosas, no quería perderla por nada.Después de poner las flores en agua, Madison volvió junto a Steve y ambos se dirigieron al videoclub. Ella fue todo el trayecto recostada sobre el hombro de Steve mientras le acariciaba la pierna y él no podía dejar de sonreír al sentirla de nuevo tan cerca y embriagarse de su perfume floral.
Llegaron al videoclub y fueron desde el coche hasta la entrada tomados de la mano. Se pararon un momento frente a la puerta de cristal y Madison pudo ver cómo su mejor amiga estaba concentrada ordenando los VHS en las estanterías. Madison abrió la puerta y Robin, al escuchar el sonido de la campanita, se giró y corrió hacia su mejor amiga al verla.
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One Shots (+18) | Multifandom
FanfictionHistorias breves sobre: - Steve - Joe Keery - Eddie - Joseph Quinn - Billy - Dacre Montgomery - Pedro Pascal - Matty Healy - Carlos Sainz - Otros (vuestros pedidos) RECORDAR QUE TODO ES FICCIÓN