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𝙉𝙖𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧𝙖.
Nina se había despertado con un fuerte dolor de cabeza. Se levantó, estaba muy confundida y asustada, ¿dónde mierda estaba? No lo sabía. Estaba muy oscuro, no se veía nada. Por el pánico que invadía su cuerpo empezó a correr sin dirección alguna, hasta que se tropezó con algo, haciendo que al caer sonase una cadenas de metal.
Se fue cuidadosamente hacia un rincón y empezó a gritar hacia la nada. Tenía una pizca de esperanza a que alguien la escuchase. No estaba segura de quien la había metido ahí pero de lo que sí estaba es que iba a matar a esa persona. Tenía "Flash backs" muy borrosos, en donde no podía ver la cara de su secuestrador, porque sí, Nina pensaba que el quien la había secuestrado era un hombre.
—¡AYUDA!— — ¿¡ALGUIEN ME ESCUCHA!?— —POR FAVOR, ¡SAQUENME DE AQUÍ!— Quería seguir gritando, pero alguien habló, algo que hizo que se quede helada, ya que reconocía esa voz.
—Sí, yo te escucho, cielo— Encendió un pequeño foco. Era pequeño y su vidrio estaba roto, pero no quitaba el hecho de que alumbrase bien.
Nina no pudo evitar cerrar los ojos por la luz que repentinamente había aparecido. Cuando se acostumbró a la misma, los abrió lentamente. Podía ver las paredes despintadas que había, en algunas partes hasta los ladrillos se veían. Había una tubería ocupando toda una pared, que al final, salía un chorro de agua una vez en cuando, no mojaba el piso porque abajo de la tubería había un hueco, el agua caía en él y se iba a un lugar desconocido. Ese lugar estaba muy descuidado. No había otra cosa que no sea un colchón viejo y... ¿¡UNA PIERNA!? Al verlo más detenidamente se dio cuenta que era de una persona, seguramente con eso se había tropezado.
Pero eso no fue lo que más la "impactó". Al voltear su cabeza hacia un lado se percató de la presencia de un cadáver ya putrefacto, estaba desnuda y tenía varios signos de que había sido torturada y desgarrada por dentro, y también una hacha se encontraba en su cabeza. Ella solo gritó del terror que la causó esa escena.
Luego volteó a ver a su secuestradora. —¿¡JANE!? ¿¡ERES VOS!?— No podía creerlo, la persona que la tenía que amar y proteger la había secuestrado. Podía ver a su exnovia parada al lado del interruptor de luz, para luego dirigirse hacia ella.
—Sí, tontita, ¿o acaso no me ves?— Dijo bromeando mientras se puso al frente de su juguete. Se agachó quedando cara a cara de la misma.
—¿Por qué estás haciendo esto? ¡Yo te amaba! Tanto era el amor que te tenía que soportaba todo tipo de maltrato por tu parte...— Empezó a llorar intentando conmover a su "superior". Todavía creía que Jane tenía un poco de empatía por ella. ¡Qué ingenua!
—¿En serio?— Hizo un pequeño puchero. —Entonces, ¿¡POR QUÉ ME QUERÍAS DEJAR!?— Agarró su mentón fuertemente. —¡ME QUERÍAS ABANDONAR!— Intentaba manipular la situación. No quería quedar como la mala de la historia, aunque en el fondo de su corazón sabía que sí lo era.
