Quería volver a ver a Amaia sonriendo, al igual que todo fuese como antes, pero era difícil. En simples palabras yo tenía el sindrome del salvador, el cual quiere proteger a todos. Aunque con ella era distinto, hacia miles de cosas y pese a eso no lograba ayudarla. Mis bromas ya no servían de ayuda.
Quería seguir intentando, pero llegue a una instancia que ya no aguantaba más. Amaia era muy terca rechazaba las terapias e incluso se escapaba y huía para no acudir con la psicóloga. Imaginaba que en su mente quizás pensaba cosas muy malas, sabía que entrar a ella y configurarla no podía, era inútil.
Lo peor era que yo también tenía problemas, especialmente con mi padre. Él casi siempre está ausente, lo único que sabe es dar dinero y pagar las cuentas, pero compartir conmigo y mi hermana es algo que no hace.
En estos momentos necesitaba a un padre, para que me guiara. Saber que hacer en estas situaciones.
Me sentía culpable de aquello, y más aún porque siempre le gritaba. Puede que se me pase la mano, pero es que necesitaba abrirles los ojos de alguna forma a ese señor. Si ya no se merece el nombre de padre.
Le decía en todos los idiomas que debía hablar con nosotros, y su excusa era que nosotros somos grandes. Según él a los niños pequeños hay que brindarles atención, ya que los adolescentes no lo necesitan. Lo cual su respuesta era absurda, yo y Lincy fuimos pequeños alguna vez, y este no interactuó nunca con nosotros, la única que lo hacía era nuestra madre; la cual igualmente nos dejó en el olvido.
Recuerdo los gritos y discusiones de ellos dos, motivos por el cual se separaron. Y desde ese quiebre todo se derrumbó. Mi mamá se separa de mi padre y también de nosotros.
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Cuando cambien Las Estaciones (+18) (Actualizando)
RomanceY cuando las estaciones cambien ¿estarás junto a mi? --- Sipnosis: La adolescencia está llena de sensaciones nuevas y desconocidas. Por ejemplo el calor que siente Amaia cuando vio a Guido por primera vez. Haciéndola entrar en un verano candente. Ta...