17. ¿Y este Jeep?

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17. ¿Y este Jeep?

Volví a mi cuerpo de un sobresalto. Mi corazón latía tan rápido dentro de mí que sentía que saldría disparado de mi tórax. Estaba cubierta por completo de sudor, como si hubiera corrido cinco maratones. Estaba alterada, lo cual era decir poco. Intenté calmar mi respiración. 

Logré salir. Escapé. Me convencía. Los Jinetes no me atraparon, logré llegar a mi hermano... A quien creía que era mi hermano, en realidad... La verdad es que no tengo muy en claro qué pasó, pero sé que algo hice. Sé que llegué a él. No sé dónde está, pero logré rastrear mi unión a él. Aunque oculta, enterrada por la obra de los Jinetes, logré encontrarla. Logré encontrarlo.

Solté una risa, sin poder evitarlo, seguramente por producto de la ansiedad que hacía que todo mi cuerpo vibrara. Mis ojos lagrimearon de felicidad y alivio. Existe. Stiles existe. Me dejé caer contra el suelo, mirando el techo, con una sonrisa en mi rostro. Lo encontré. No podía dejar de pensar en eso. Y de repente, una frase en mi cabeza resurgió: "No te olvidé"

Aparentemente estaba tan agotada por el esfuerzo mental y tan abrumada por la ansiedad, que no recuerdo haberme dormido. 

Lo siguiente que recuerdo con claridad es el sonido de mi alarma para el instituto. No recuerdo dormirme ni haber soñado nada (que últimamente, eso es inusual). Seguía tirada en el suelo, ni mamá ni papá entraron a mi cuarto desde que llegué del instituto... ¿ayer? 

Me levanté de a poco. Seguía toda transpirada, aunque ahora el sudor era frío. Me dolía todo el cuerpo, pero supongo que es normal si uno duerme en el suelo. Sentía que algo había raro en el cuarto. Fue ahí cuando noté que a través de mi ventana, el cielo seguía oscuro. Mi reloj sonaba porque ya eran las 6 de la mañana, pero en el cielo, la noche estaba aún vigente...

Al acercarme noté que no era la noche, sino una tormenta. Y justo cuando percibí esa horrible nube negra en el cielo, un rayo cayó en la lejanía. Un trueno retumbó pocos momentos después. Fue tal la potencia del trueno que se sintió como si alguien dentro de mí hubiera tocado un tambor y hubiera hecho rechinar todos y cada uno de mis huesos. Esa sensación era incómoda, similar al miedo que te inunda por completo. Así que me quise alejar de ese panorama, pero cuando tambaleé hacia atrás, los ví.

Justo delante de mi casa, en el césped del jardín delantero, de la entrada a mi hogar... Estaban los Jinetes. 

Debía estar soñando, o tal vez seguía atrapada en ese mundo... No lo sé, pero no puedo quedarme a averiguarlo. Sus cuencas oscuras vacías, donde se suponían que debían estar sus ojos, me veían a través de esa trascendental oscuridad. De alguna forma, sabía que estaban enojados por lo que hice. Por haber llegado a Stiles. Se suponía que yo no debía llegar ahí...

A pesar del miedo, junté valor y fuerzas. El haber reconectado con mi hermano me daba las esperanzas suficientes como para seguir adelante, seguir intentando y sobrevivir. Con un tirón de manos, oculté la ventana de mi cuarto con la cortina y luego me giré sobre mis talones. Fui rápidamente hacia la puerta de mi cuarto, con intención de salir y correr al patio trasero. Sin embargo, mi plan se obstaculizó por un hecho tan simple y tonto: La puerta no abría.

No importaba cuánto giraba el picaporte, cuánta fuerza ponía sobre el mismo, ésta no cedía. Estaba completamente cerrada, como si alguien hubiera pegado los bordes de mi puerta al marco de la misma con un pegamento potente. No cedía. 

—Olvídalo.

Me sobresalté al escuchar una voz del otro lado. Sinceramente no me la esperaba, por eso me costó un momento reconocer el tono de voz. Era mamá, con su voz melodiosa pero con un tono duro y severo. Sonaba lejana, no como si estuviera detrás de la puerta, sino a miles de kilómetros. 

Forget me not [Teen Wolf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora