16 | Movimientos cobardes

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Quedo unos minutos sentada, pensando en lo bueno que quesería mantener una cordialidad con todos y dejar atrás estas situaciones. En paz todos.

Sería muy lindo.

—¿Jakayla? —resonó mi nombre no tan lejos, que de inmediato puse atención de donde vino—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Aún no has deseado Feliz año a los demás, ¿verdad?

Justo en este momento.

Gracias señor por esto.

—Por aire fresco Samira. —conteste y la invite a sentarse, dando palmadas cortas en el suelo—. Cuando vaya de nuevo lo realizó. En fin, no te preocupes por eso, ya que de igual forma están ocupados con otras cosas. Ya sabes, es año nuevo. —lo entendió.

—Y si, deben estar dándose cariño como unos verdaderos locos. —confeso distraída con algo en sus manos—. Toma. Sé que te gusta mucho y, eso quería darte desde que llegué, pero no pude. —Con una sonrisa pequeña tome el dulce de frambuesa.

—Gracias por este gesto Samira. —Enseguida lo abrí con empeño.

—No hay de qué. Siempre te ha gustado la frambuesa y, además, no fue un sacrificio comprarlo cuando he podido verte sonreír por esto. Una persona que me gusta y mucho. —admitió, dejándome anonada.

Solamente pude comer el dulce, al no saber que responder.

—Sé que en el pasado hice mal el dejarte, pero créeme que jamás te olvidé ni un solo segundo. Has estado en mi mente todos los días. Me preguntaba el cómo estabas, si aún, vivías en el mismo lugar, o que si ya tenías pareja. Esto último si daba miedo imaginarlo. Aunque, si lo tuvieras te hubiera dicho lo mismo. No quiero ocultar mis sentimientos por culpa de otras personas, ya no más. —Sus manos tomaron las mías, impidiéndome comer—. Ya te perdí una vez y no quiero hacerlo otra vez. No te dejare Jakayla.

Se aproximó más, cerrando distancia entre ambas.

—Te quiero Jakay. —comento y rápidamente unió sus labios con los míos, de una manera que dolió al tocar los dientes delanteros con los de ellas.

—Espera —exprese con un tanto de dolor, pero le valió nada, prosiguiendo el beso anhelado. Intente separarme y esto le fastidio; al instante sentí como me haló el cabello.

Solté un quejido.

Sin embargo, el cuerpo acepto tal acción.

Me acerque más con un deseo de obtenerla, de tocarla hasta en lo más íntimo, llegando a lo profundo de su capacidad; e igual ella conmigo. Y a pesar de todo, no puedo aceptar que mi imagen caiga bajo. Al menos en un lugar privado, es lo decente.

—¡Un momento! —grite que al segundo esta se alejó, asustada— Samira no aquí. —dije con vergüenza.

—De acuerdo. —respondió hastiada.

Durante el camino hacia allá, ella no pudo controlar sus manos. Se mantuvieron en mis piernas, dándoles unos masajes para nada sencillo, que al punto querían llegar es ahí: se lo negaba con un golpe despacio.

El taxi no se demoró en lo absoluto.

Y ni bien llegamos, dado que, le pagamos a la señorita de recepción una habitación con demasiada rapidez, los labios nuevamente se unieron.

Quitamos con esmero las prendas de ambas, que prácticamente los interiores quedaron sin detener el salvaje enredo de lenguas. Esta dejo sus manos en las nalgas y enseguida me alzo, cosa siguiente envolví mis piernas detrás ella para no caerme y para mayor agarre e hice lo mismo con las manos, dejándola en la parte trasera de su cuello.

Notables © [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora