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Cuando Seoyeon había vuelto a casa casi en la madrugada, encontró a su tía en el suelo de la sala, por suerte aún tenía el aliento para pedirle una inyección de insulina y Seoyeon no perdió el tiempo en ir a buscarla para ayudarla, había llegado justo a tiempo evitando una tragedia.

Yo la escuché atenta y sorprendida, estábamos sentadas en las escaleras frente a su casa. De vez en cuando sobaba su hombro ofreciéndole mi compañía para hacerle entender que estaba ahí para escucharla.

—Hablamos con mis padres en Daejong. —Mencionó ella, —Nos dijeron que lo mejor es volver. —Me dolió escucharla decir eso, porque aquello significaba perder una pieza de la banda, significaba que ella se iría y jamás volvería a verla, ni a ella ni a su sonrisa, —Tendré que renunciar a la beca... ¿Por qué la vida es tan injusta? —Exclamó tirando sus brazos a los costados. —Se supone que habíamos llegado aquí para encontrar más posibilidades y tener una mejor calidad de vida pero desde que llegamos todo ha sido más difícil, solo tenemos deudas, no nos alcanza casi ni para la comida y ahora esto...

Dejé que sacará todo lo que tenía guardado por dentro, cada palabra y cada frustración. Hubo un silencio en donde una lágrima bajó por su mejilla, yo tuve el impulso de acercarme y limpiarla con el costado de mi índice llamando su atención.

—No debe ser una situación fácil, pero me tienes a mí y a las chicas de la banda para ayudarte en lo que necesites.

—Gracias. —Me dijo regalándome una sonrisa débil. Me dolía verla así.

—¿Te parece si caminamos un rato? —Le pregunté temiendo recibir una respuesta negativa pero sentía que ella necesitaba despejar la mente y olvidarse de muchas cosas.

—Espera un segundo. —Volvió dentro de la casa, no tardó mucho y cuando llegó a la puerta gritó hacia dentro, —Volveré pronto, lo prometo.

Estábamos caminando por la acera, a veces teníamos que alzar la voz para que nos entendieramos bien, cruzamos por una calle más silenciosa para alejarnos del bullicioso pasar de los carros, estaba distraída escuchándola mirando en otra dirección menos el camino por lo que terminé pisando un desnivel y casi caigo al suelo si no fuera porque rápidamente Seoyeon me sostuvo del brazo.

—Ten cuidado.

Reí nerviosamente con la preocupación de que mis mejillas enrojecieran por la vergüenza, de todos los lugares donde pudo haber estado ese hueco tenía que estar presisamente por donde pasaba y justo con Seoyeon a mi lado...

Cada preocupación se disipó cuando Seoyeon bajó su mano por mi brazo y tomó la mía entrelazando nuestros dedos, una corriente me recorrió todo el cuerpo con ello, su tacto era tan suave que sentía que solo así podía estar en una sola pieza.

Caminamos otro tramo tomadas de la mano, a ninguna de las dos nos importaba que nos mirarán con curiosidad, ni el sudor que nos empapaba, solo estábamos ella y yo.

—¿Cómo está, Naky?, Me siento culpable por no haber ido a verla.

—Ella está bien, esta misma mañana la dieron de alta, pero parece ser que recibirá algo de apoyo psicológico.

—¿Por qué? —Seoyeon entrecerró sus cejas al preguntar.

—No había comido nada en todo el día... —Suspiré al pensar en ella, ¿Cómo era posible que no nos habíamos dado cuenta de que nuestra amiga necesitaba ayuda? —Bibi dijo que ella se encargaría de buscar un buen psicólogo, lo único que quiere es ver a su hermana sana y feliz.

—Todas queremos eso. —Yo asentí estando de acuerdo.

—Por cierto, a que no adivinas quien llegó al hospital.

Pain In Valentine (tripleS) YooSeo, Soxinz, NakybinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora