Sunggyu

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El resto de la semana pasa.

Mantengo la cabeza agachada y hago lo que Inez me dice: limpiar los baños, trapear los pisos, pulir los espejos, aspirar la sección VIP, y así sucesivamente. Para cuando llega el viernes, he aprendido todo el diseño del club y ya no se siente tan grande. El personal diurno comienza a reconocerme e incluso a saludarme.

Luego llega el viernes, y con él, mi tarea final. La oficina de Nam. Tengo que admitir que tengo un poco de curiosidad por ver dónde pasa su tiempo. Minho se encuentra conmigo cuando llego y me acompaña por un pasillo por el que solo he pasado unas pocas veces antes, nos detenemos frente a una puerta de aspecto pesado y llama. No hay respuesta. ―Supongo que tendremos que volver más tarde ―le digo.

―Tengo una llave de repuesto. No toques nada que no se suponga que
debas tocar. ―minho gira su llave dentro de la cerradura y mantiene abierta la puerta.

Bueno, definitivamente es mucho más elegante de lo que esperaba. La
habitación me recuerda a la oficina de mi papá en casa, con estantes de roble oscuro llenos de libros y un escritorio enorme adornado con pisapapeles geométricos. Mi atención se engancha en un marco de fotos colgado en una de las paredes y tomo nota para examinarlo más de cerca una vez que Minho se vaya. ―Él quiere que todo esté limpio, el piso barrido y trapeado. Dijo algo sobre una gran telaraña en la esquina detrás de su escritorio.

―Genial ―murmuro―. ¿Has estado trabajando para él por un tiempo?

Él asiente. ―Es el único jefe que he tenido.

―¿Cómo conseguiste tu empleo? ¿También te hizo fregar los pisos?

―No, eso es solo para ti.

―Me siento tan especial.

―Él y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo ―dice vagamente,
claramente tratando de terminar esta conversación―. Tengo otro lugar en donde necesito estar. ¿Alguna pregunta antes de irme?

―Sí, una. — Ladea la cabeza. ¿Por qué tengo la sensación de que no me va a gustar? Él es cauteloso conmigo. ¿Me pregunto por qué? ¿Qué le ha dicho Nam sobre mí? ―Es viernes. ¿Crees que pasé la prueba?

―Todavía te queda un turno.

―Pero conoces a Nam. ¿Hacia dónde se inclina?

Minho mira detrás de mí. ―Tendrás que preguntárselo tú mismo. Me doy la vuelta y veo a Nam entrar en la habitación. Golpea a Minho en el hombro cuando lo pasa, lo que Minho toma como una señal para irse.

―¿Minho te dijo lo que tienes que hacer? ―pregunta una vez que estamos solos en la habitación.

―Sí, me dio todas las instrucciones para limpiar tu guarida.

―¿Mi guarida? ―me pregunta. Se apoya en el escritorio y me da una
sonrisa―. Es mas una cámara de tortura, en lo que a ti respecta. Si crees que te voy a dar un respiro solo porque es viernes…

Sus palabras me pasan por alto mientras mi cerebro se aferra a la cámara de tortura. El sótano de Doojoon parpadea frente a mis ojos, la piel desgarrada y ensangrentada, el brillo del cuchillo que tengo en la mano, y lo peor de todo, su voz penetrando mis oídos con órdenes crueles para infligir un dolor inimaginable.

Toma su mano, Gyu. Quiero que le cortes los dedos por mí.

―Gun. —La voz de Nam me saca de trance, está parado muy cerca de mí
ahora.

―Lo siento ―le digo mientras doy un paso atrás. No puedo dejar que
mis pensamientos se presenten así, maldita sea. Necesito pasar las próximas horas sin darle una razón para no contratarme. Su expresión es extraña. Si no lo supiera, podría pensar que hay una pizca de preocupación reflejada en sus ojos.

Descifrar [WooGyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora