Descifrar [WooGyu)

Woohyun

Cuando me enteré de la noticia de que alguien había secuestrado a mi
hermana mientras ella estaba de viaje en Seúl, no entré en pánico ni cedí a la rabia que sentía.

Puse a mis mejores hombres a buscarla, pedí todos los favores que tenía y programé un vuelo a Seúl. Estaba en el aire cuando recibí la llamada de Minho de que ella había regresado a España traumatizada pero viva y aparentemente ilesa. Cambiamos la ruta del avión, llegué a casa y sostuve a mi hermana en mis brazos por un largo rato.

Luego llamé a su guardaespaldas y le metí una bala en la cabeza. Minho estaba ahí cuando lo hice. Puede garantizar que no maté al guardia
porque estaba abrumado por la emoción. No, fue porque dirijo un maldito barco apretado, y no puedo permitirme tener ciento cincuenta kilos de carne inútil en mi equipo. Él dejó de aportar valor, por lo que acabó muerto. Es esa misma sensatez la que me permite mantener mi expresión neutral mientras mi hermana menor grita como loca al ver a la persona que acabo de reclamar como mía.

Areum es una adolescente, pero incluso con todas esas hormonas, esta no
es una reacción normal. Algo está de verdad jodidamente mal. Cierro de golpe la puerta de la oficina detrás de mí. ―Areum.

Mi hermana salta de mi escritorio y corre hacia mí, su rostro está
drenado de sangre, y sus ojos están muy abiertos. ―Hyun, yo lo conozco ―dice con la voz temblorosa―. Él es esposo del hombre que me secuestró.

Mi sangre se convierte en hielo. Sabía que Lee Gun estaba mintiendo sobre su nombre, pero nunca podría haber imaginado esto. Llevarlo a mi cama parecía un esfuerzo más importante que descubrir la verdad sobre él. Después de todo, mis propios secretos estaban destinados a eclipsar los suyos, y despreciaba ser un hipócrita. Pero parece que estaba equivocado. Parece que perdí la maldita cabeza por un rostro impactante y un cuerpo forjado en lo más profundo de mis fantasías. ¿Cómo pude haber permitido esto? Acerco a Areum a mi costado e inhalo su aroma para moderar la ira violenta que me atraviesa como un trueno. Mis fosas nasales se ensanchan, pero incluso su olor familiar, el olor del hogar y todo lo que es bueno en este mundo miserable, no es suficiente.

Lentamente, muevo mis ojos hacia Gun.

Él nos mira como si hubiera visto un fantasma. Aprieto el puño a mi lado. ―Puedo explicarlo ―me dice, con voz ronca. Fuerzo una sonrisa para torcer mis labios.

―Estoy seguro de que todo esto es solo un malentendido ―digo,
apretando la cadera de Areum para hacerle saber que estoy mintiendo―. Ustedes dos, tomen asiento. Les traeré un poco de agua.

El rostro de Gun se suaviza con alivio. Me creyó, lo que significa que
debe pensar que soy un idiota crédulo. ¿Por qué no lo haría? Todo este tiempo, me tomó por un tonto. Se sientan y me dirijo al carrito de la barra en la esquina de mi oficina. Mientras los dos se miran en silencio, escribo un mensaje de texto para Minho. ―Oficina. Urgente.

Cazzo. Él hombre en el que estaba dentro hace menos de una hora está
casado, casado, con el pedazo de mierda sin valor que secuestró a mi hermana mientras ella estaba en un viaje de graduación en Seúl. Casado con el hombre que asesinó a la mejor amiga de Areum y llevó a mi hermana a un sótano para someterla a lo que sospecho que habrían sido horas de brutal tortura. Un sabor amargo inunda mi boca.

¿Gun la siguió hasta Ibiza para terminar el trabajo? Y yo lo llevé directamente a mi hermana, la culpa se envuelve alrededor de mi garganta como una soga.

Abro una pequeña caja de metal escondida detrás de una botella de
whisky y saco un sedante. Por experiencia, sé que este no tiene sabor cuando se disuelve. Lleno dos vasos con agua mineral, aplasto la pastilla entre el índice y el pulgar y dejo caer el polvo en uno de los vasos. Las burbujas enmascaran cualquier residuo. ―Estoy tan feliz de que estés bien, Areum ―dice Gun detrás de mí.