Descifrar [WooGyu)

Woohyun

Dejo a Sunggyu y decido que no voy a pensar en él por lo menos durante los próximos días.

Se está formando un plan dentro de mi cabeza, y tendré que concentrarme para asegurarme de que tenga éxito. Cada uno de mis circuitos cerebrales debe funcionar al cien por ciento, lo que significa que no puedo prestarle a ese hombre una pizca de atención. Minho está mirando hacia la piscina cuando entro en mi oficina.
―Deja tu teléfono aquí, vamos a dar un paseo ―le digo. Es mejor tener algunas conversaciones al aire libre y sin ninguna tecnología, por lo que no hay posibilidad de que nadie escuche.

Él hace lo que le digo, y salimos de la oficina, pasando por la piscina antes de seguir el camino de piedra hacia el jardín. Es mi parte favorita de la enorme propiedad que compré hace unos años para que fuera un hogar adecuado para Areum y para mí. Ella se enamoró de la sala de estar llena de luz tan pronto como entró por la puerta principal, y rara vez me resisto a las oportunidades de hacerla feliz. ―¿Qué te dijo Sunggyu? ―minho pregunta una vez que llegamos a los olivos. La grava cruje suavemente bajo nuestros pies.

―Tenemos la confirmación que necesitamos. Ryoul estaba detrás de eso.

Sus pasos se vuelven lentos por un momento. ―¿Seguro?

―Choi le dijo que era un favor para alguien. ¿La razón de eso? Areum tiene el apellido equivocado.

―Eso no es definitivo…

―Choi la llamó ratoncita casalesa. ¿De dónde crees que sacó eso? Es el apodo de Ryoul para Areum. Tan pronto como Sunggyu lo dijo, lo supe.

Minho maldice. ―Se ha vuelto loco. ¿Secuestrarla para mantenerte atado? Debe haber sabido el riesgo que estaba tomando si alguna vez eso salía a la luz.

―Era solo cuestión de tiempo antes de que hiciera algo como esto ―le digo. Debería haber sabido que el hombre que asesinó a mi padre para apoderarse del clan nunca dejaría de preocuparse de que algún día me rebelara contra él.

Hay un banco en el borde del jardín que da al océano tranquilo más allá y nos sentamos. ―Ya nos quitó todo una vez ―digo―. No dejaré que lo vuelva a hacer.

Recuerdo a mi madre parada en la cocina mientras las llamas envolvían su vestido, los balidos frenéticos de mi hermana, los hombres gritando en estado de shock y el cadáver de mi padre aún caliente en el suelo. Es ese
momento, tan claro en mi memoria que se siente como si hubiera sido grabado en resina, el que impulsó la mayoría de las decisiones que he tomado. Sin él, sería un hombre completamente diferente.

Un hombre mejor.
Un hombre más débil.

Cierro los ojos con fuerza y respiro hondo. ―Areum llora en su habitación todas las noches desde Seúl. Cada vez que la escucho, recuerdo cuánto le he fallado. Ya no puede ir a la universidad como quería, ni siquiera puede dejar esta isla, los dos somos prisioneros aquí.

La mano de Minho cae sobre mi hombro. ―Sabes que puedes contar conmigo.

―Solo hay una forma de salir de esto, Minho.

Su fuerte exhalación me dice que entiende.

El agua choca contra las rocas debajo de nosotros, y me doy la vuelta para verlo de frente. ―La guerra.

Junta sus palmas, con sus codos en sus rodillas, y puedo ver que ya está analizando nuestras opciones. ―Necesitamos reforzar nuestra seguridad aquí primero para
asegurarnos de que Reum esté a salvo.

―¿Sería mejor esconderla en algún lugar hasta que se asiente el polvo?

Él niega con la cabeza. ―Es mejor concentrar nuestras defensas en un área donde ambos estén. Además, moverla tan prematuramente le avisaría a Ryoul que algo está pasando. Él vigila todos los puntos de entrada, llamaré a Napoletano.