capítulo 1

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"La amistad a menudo comienza en los lugares más inesperados, tejiendo sus hilos invisibles entre almas afines. Para mí, todo comenzó en una hermosa tarde.

Mis padres solían tener la costumbre de reunirse con sus compañeros de trabajo tres veces a la semana. Recuerdo claramente aquel día en que lo vi por primera vez. Él estaba sentado solo en una silla, absorto en su propio mundo de juegos. Me acerqué a él, le hablé y rápidamente nos hicimos amigos.

A partir de ese día, cada vez que iba con mis padres a esas reuniones, lo veía a él. Pasábamos horas tras horas jugando, explorando el mundo imaginario que solo los niños pueden crear. Nuestra amistad crecía cada día, entre risas compartidas, secretos susurrados y travesuras que desafiaban las reglas del lugar.

Con el tiempo, las reuniones de nuestros padres comenzaron a cambiar. Nuevos socios se unieron al círculo laboral, trayendo consigo a sus propios hijos. Así fue como nuestro dúo se convirtió en un grupo diverso de amigos, cómplices de travesuras propias de la niñez.

Recuerdo claramente una ocasión en la que una niña confesó abiertamente sus sentimientos hacia mi amigo. Sus palabras resonaron en mi cabeza, sembrando una inquietud desconocida en mi interior. ¿Acaso estaba celosa? Aquellos sentimientos infantiles comenzaron a tejerse en mi corazón, revelando una verdad incómoda: me había enamorado de mi mejor amigo.

Los días se deslizaban entre juegos, risas y confidencias, pero en mi pecho crecía un sentimiento desconocido que se negaba a ser ignorado. Poco a poco, las miradas furtivas y los latidos acelerados me revelaron una verdad incómoda: me había enamorado de mi mejor amigo.

¿Cómo enfrentar estos nuevos sentimientos sin poner en peligro la amistad que tanto valoraba?

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