Capítulo 25- Final.

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No podia creer lo que leía, no podia ser verdad, no lo creía posible.

Sali rápidamente de mi cama y me dirigí hacia la ventana, moví las cortinas blancas y lo vi, estaba inclinado con una capucha negra puesta, manteniendo el equilibrio entre el árbol que se encontraba cerca de mi ventana y el barandal.

Mis ojos vieron los suyos, era real. Lucas estaban afuera, esperando a que yo abriera mi ventana.

Reaccione y quite la traba de seguridad, me corri para que él pueda entrar, con una simple inclinación ya tenia medio cuerpo adentro, solo fue cuestión de segundos para que se introdujera en la habitación.

Al estar adentro Lucas cerró la ventana colocándole nuevamente la traba.

Finalmente volteó y volvió a mirarme.

Unas grandes ojeras adorbaban el contorno de sus ojos, tenia un pequeño rajuño en la mejilla izquierda y un pequeño corte en sus labios. Vestia una remera gris arrugada, unos pantalones negros en los que se podía notar un poco de tierra y unas simples zapatillas en donde en la puntas se confirmaba todo rastros que al parecer Lucas corrió sobre pasto mojado. Aún conservaba su capucha de su enorme campera negra.

-Lucas yo- comencé a hablar- lo siento tanto. Se que no eres culpable, debi...- miré al suelo- debí escucharte.

-Te pedí que lo hicieras- su voz sonaba un poco ronca. Subi mi cabeza para mirarlo- Y no lo hiciste- agregó.

-Lo sé- admiti- Lo sé y me siento una tonta por no haberlo hecho.

Noté que la mirada de Lucas fue dirigida hacia mi brazo, la hematoma ya casi desaparecía.

-Te he hecho daño.- Farfullo. Su tono era tan frío, tan seco. No parecía el Lucas que yo conocia.

Se acercó hacia mí, me tomo del brazo. Estaba muy cerca mio, podía sentir su respiración cálida en mi cuello. Cerre los ojos, senti el tacto de sus manos asperas y calidas, solo sentir su tacto en mí me hacia erizar la piel. Pero solo me soltó y gruñi por ello.

-Debo irme.- Lucas se acerco nuevamente hacia la ventana, él se iría, me dejaría.

-¡Lucas espera!- Lo tome del brazo y lo voltee. Sus ojos marrones con su tono verdoso me miraban tristes.- No te vayas, no quiero que lo hagas.

-¿Para que quieres que siga aquí?- su mirada se intensificaba con la mía- ¡¿Para qué vuelva a hacerte daño?! ¡¿Para que el maldito demonio que llevó dentro de mi aparezca de nuevo y acabe con todo?!- se soltó de mi agarré y golpeó su pecho.- Soy un maldito problema, soy un lunático entiendelo.

Volvió a girarse pero me interpuse en su paso para deternerlo, subí mi cabeza y el solo suspiro fastidiado.

-Cuando era pequeña, era la niña más agresiva que puediera conocer.- Dije.

-Es distinto, es- puse mis dedos en su boca.

-Shhh- chite, para que me dejará terminar- estaba llena de odio, todos mi miraban con desprecio, solo una persona me causó horror, miedo. Esa persona fue tú padre- inclinó su cabeza hacia la derecha mirando a otro lado pero con mi mano lo volví a inclinar logrando que vuelva a mirarme.- Me juró que me iba a encerrar en el peor reformatorio. Y así fue, tuve muchas peleas, muchos traspasos, uno peor que el otro, hasta que llegue al último con 17 años. Me canse de pelear, asi que me aisle, todas mis esperanzas me habían defraudado, estaba siempre en soledad sin nadie a mi lado.- guarde un segundo de silencio- Pero... Allí encontré un diario- Lucas sonrió un poco, produciendo en mi una gran sonrisa.- En donde relataba la historia de una mujer y su imposible amor. Ese diario lograba mantenerme distraída del infierno en el que vivía. Hasta que- sonreí- conocí a un chico.- Lucas volvió a sonreír, provocó en mi una gran sonrisa- era... detestable, inmaduro, odioso, y sobre todo tenía unas increíbles ganas de vivir, de sonreír de ser libre cuando al parecer no se percataba de que estábamos encerrado en un reformatorio- ambos reimos- Y a pesar de todo, ese inmaduro fue el único que logró ponerle un poco de color a mi vida. Él me enseñó que no estaba sola, que había un idiota a mi lado capaz se aguantar mis caprichos, mis errores, y que a pesar de todo con solo un simple mensaje, un "te necesito", aparece a las 3:58 de la mañana en mi ventana con una capucha puesta pareciéndose un maleante.- Sonrió.- no creó que un loco, un demonio haga todo eso, que cambie la vida para bien tan rápido como lo hiciste con la mía.- Lo tomé de las manos- Te amo Lucas, y no me importa tus demonios, ni tus males me prometiste que nunca me dejarías sola y yo te prometi que siempre estaría a tu lado. Y es eso lo que quiero.

No estas sola (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora