~CAPITULO 2 (parte 1)~

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Capitulo Dos.

Las horas de educación habían terminado. Esas clases eran obligatorias, todos en el reformatorio debíamos asistir a ellas. Era una manera de nivelarnos con los chicos de "afuera". Para que una vez libre de la jaula podremos "adaptarnos a la sociedad".

Sonó el timbre y eso significa, dependiendo de las horas:

-Otra clase.

-Un curso de capacitación.

-Hora Libre.

-Almuerzo.

-Talleres.

-Fin de todo.

Y como apenas eran las 10 de la mañana me tocaba un curso de capacitación, "manejo de la ira". Estaba "curada" de eso, aunque la verdad solo aprendí a callarme y a no participar de las peleas, las cuales antes solía protagonizar. Con el tiempo me había cansado de pelear. Aprendí que los adultos cuando eres joven lo único que quieren oír es que les des la razón, ya que ellos tienen más experiencia, pero muchas veces se olvidan que con sus restricciones no hay libertad para vivir. Aquí los "los mayores", "los educadores" nos quería enseñar que seamos buenos y no malos. Pero... ¿Qué es lo bueno y que es lo malo? Creía que el mundo no funciona con una sola cosa uniforme, siempre había que tener ambas partes. Además, ese planteo era cuestión de perspectiva. El bien estaba muy etiquetado, al igual que él mal. Yo robaba, estaba mal, pero lo hacía para comer y ayudar a niños pequeños. Eso no importaba, para su criterio eso era malo. Entonces aprendí a callar lo que pensaba ya que lo único que querían era que me calle y que solo reciba ordenes ¿Eso es parte de crecer? ¿Obedecer todo el tiempo sin cuestionar? ¿Eso es ser un adulto?

Sea como sea, no me quería acomodar a eso, pero a veces era mejor callarse.

Pensé que no notarían mi ausencia y me decidí por escaparme.

A esta hora el patio estaba vacío, aproveche en ser la última en la fila para entrar al salón y solo me aleje silenciosamente hacia el patio. Al llegar mire para ambos costados y no había nadie. Corrí hasta las gradas, mi respiración estaba agitada, el frío que se sentía me dificultaba la respiración. Al sentarme observe el muro del patio, allí sobresalían las ramas sin hojas de un árbol que se encontraba detrás de él. Lo observé detenidamente y vi un pequeño brote verde. Eso significaba que la primavera llegaría, y me acorde de aquel chico impertinente, "valientes que se atreven a esperar en el frío a la hermosa primavera" en mi cara se formó una sonrisa involuntaria.

¿Qué me ocurría?

Abrí mi libro intentando concéntrame en lo que había venido a hacer, bajé la mirada. Todo estaba en silencio. Leía y leía, pero no lograba seguir las líneas de las palabras, no estaba concentrada. Me quede unos minutos solo observando aquel punto verde que había descubierto, mientras divagaba en mis pensamientos hasta que sentí un suspiro cálido en mi nuca que hizo que me asustara, solté un pequeño y bajo grito. Gire para ver quien lo había hecho.

No creía que fueras tan miedosa De nuevo el señor sonrisa.

No lo soy Conteste enojada, no podía leer teniéndolo cerca.

¿De mal humor hoy? Me arqueo una ceja.

¿Disculpa?

Te disculpo. Me acaricio el mentón y me guiño el ojo.

Lo empuje despacio. ¿Quién te piensas que eres?

Parecía que todo le causaba gracia, ya que solo sonrío para luego estirarse el buzo gris y volver a mirarme.

No estas sola (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora