Capitulo 2 (parte 2)

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Marta se retiró del lugar dejándonos solo en el lugar. Nos quedamos en completo silencio. Me acerqué hasta una de las camas de la enfermería, me senté allí, mis pies colgaban y comencé a jugar con ellos columpiandolos intentaba no mirarlo. Pero tenía esa sensación de que él si lo estaba haciendo.

Levante mi mirada lentamente y si, tenía toda su atención puesta en mí. De nuevo era invadida por su mirada, solo que esta vez no estaba sonriendo; me miraba con una expresión extraña, como si estuviera intentando resolver un acertijo en su cabeza.

El silencio nos invadía, si se pudiera medir la magnitud de ello diría que era inmenso. Un silencio extraño, del cual yo me sentía totalmente incomoda. No estaba acostumbra a captar la atención de alguien por mucho tiempo. Me encargaba de evitar eso. Y en ese maldito cuarto lo único entretenido para mirar al parecer y a percepción de mi compañero era yo.

No lo notaba incomodo, solo estaba allí viéndome, como si no le importara absolutamente nada, sin ningún gramo de vergüenza. Sus ojos marrones estaban fijos en mí.

¿Qué tanta ves? —Dije. Ya me había hartado.

Sabes que...— dijo.

¿Qué? -Dije interrumpiéndolo.

Hay algo en ti que hace que no pueda dejar de observarte.

¿Cómo?Arqueé una ceja.

— Algo así como un magnetismo. — Intento explicar.

— Vaya, entonces eres todo un loco. — Acote.

— ¡No claro que no! — Se defendió rápidamente con una sonrisa. — Me he expresado mal quizás. Lo que quería decir es que me pareces interesante. Una chica llena de misterio. — Dijo.

A mí me parece que te estás haciendo una película.

Sonrió— No lo creo.

Agarró una hoja de papel y una lapicera que se encontraba arriba de una de las mesitas de la enfermería. Estaba escribiendo algo, estiré mi cuello lo más que pude disimuladamente pero no alcanzaba a ver.

¿Qué haces? — Dije.

Preguntas. — Contesto.

¿Y para qué?

Para preguntarte a ti. — Dijo sin apartar la vista de la hoja.

Ni sueñes que te las responderé.

Yo creo que sí, me debes un favor y te lo voy a cobrar. Respondió aun mirando la hoja.

¿Haciendo Preguntas?

No. — Levanto su cabeza y volvió a mirarme. — Conociéndote.

Me miro por unos segundos hasta darla por finalizada y volver a mirar su hoja. Su mirada tenía algo, algo que aún no podía descifrar. Era tan cautivadora y había algo tan sencilla en ella. Como si simplemente no escondiera nada. Y allí estaba y estaba viendo a aquel chico sincera y puramente.

En ese momento escuchamos la puerta rechinar y Lucas balbuceó ¡Finge!Entendí de que se trataba y comencé a fingir "estar dolorida".

Jovencita ¿Qué hace en la enfermería de hombres? Dijo una voz chillona.

"Cara de dolor... Cara de dolor" Era en lo único que pensaba.

¡Ay!Grite. ¡Me duele mucho!

Me estruje en la camilla y me agarre las rodillas llevándomelas al pecho, veía de fondo a Lucas intentando contener la risa.

Lo ve señora supervisora, le dije que la chica estaba mal. Dijo Marta. — La he encontrada cerca de mi sector y no dude en trasladarla. No podía moverse demasiado y a duras penas logre traerla hasta aquí.

La vieja harpía suspiro molesta.

¿Qué tiene? — Pregunto.

Una gastroenteritis puede que sea leve si tan solo descansa aquí y estaba bajo medicamento y una dieta. Mañana se encontrará mejor, pero me gustaría tenerla en observación. Los argumentos de Marta eran bastante creíbles, si seguía hablando hasta quizás de veras me iba a sentir mal.

¿No quiere que llamemos mejor a un médico? — Pregunto desconfiada.

¡No! Lucas y Marta gritaron al unísono, mientras que la harpía los miraba extrañada.

No hace falta, llame al médico le dije lo síntomas de la muchacha, aplique mis técnicas y ambos llegamos a la conclusión de que es una gastroenteritis. Dijo Marta un poco nerviosa.

Me miro de abajo a arriba, analizándome con una mirada de asco ¿No me había bañado? ¿O qué? Esa vieja me estaba cansando. Se dio la vuelta y vio a Lucas sentado en la otra camilla muy relajado.

¿Y usted? ¿Qué hace aquí? No piense que por caprichitos de su padre no lo voy a tratar como a cualquiera de este instituto— Al parecer la sola presencia del impertinente de Lucas la ponía furiosa. Pero el final de sus palabras me había resonado. "Caprichitos de su padre..." ¿A qué se refería?

No claro, esto es como un hotelito de una estrella. Respondió. No disculpe, ni siquiera una estrella.

La harpía suspiro, más que suspirar saco todo el aire de odio que tenía inflándola. Me había causado un poco de gracia ver a Lucas enfrentándola. Era hora que alguien le contestara a ese pajarraco.

¡Mire Joven, ya se va para su cuarto! Y mañana recibe un castigodijo molesta.

Como quiera. —Respondió.

Su tono fue provocador y un tanto desafiante. No entendí como tenía el valor de poder contestarle de esa forma. Pero lo que menos comprendía era que evitaba que la harpía estallara. La vieja era una mujer a la cual no le temblaba el pulso en cuanto a las medidas disciplinarias y con Lucas hacia una excepción, una gran excepción.

Antes de cruzar la puerta se detuvo en Marta— Hasta luego. — la saludo para luego girar y mirarme.

Nos vemos. — Me sonrió y me guiño el ojo sacudiendo la hoja de papel.

No estas sola (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora