Capitulo 15

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La celda era sombria, del techo salpicaban gotas de agua, había comenzado a llover. Luego de arrestanos nos llevaron a la comisaria y nos encerraron en una celda.

Cerre los ojos, ignorando las peleas e insultos de Lucas y Thomas. La situacion, el momento me llevaba a recordar la última vez que había entrado a una celda.

El cielo estaba nublado, tronaba en señal de una gran tormenta. Las calles estarían frías si lograba escabullirme del hombre con traje que me estiraba del hombro con brusquedad, solo era una niña y él no tenia piedad de mi. Estaba uniformado, era un policía que había venido al rescate de aquel hombre de mirada sombría.

No debi, no debi robarle a ese hombre. Mi objetivo era claro y preciso robar; robar para alimentarme, solo para ello para mantenerne con vida. Solo que esta vez le robe al hombre equivocado.

Me empujaron a una celda solitaria ya que comencé a golpear a los oficiales con tal de que me suelten, les gritaba, queria que me dejen libre.

Me senté en la oscuridad rodiando mis brazos a mis rodillas sucias y descubiertas, llenas de raspones y heridas ya sanadas.

Un hombre se acerco hacia la celda.

-Te haz equivocado niña.- Escuche una voz ronca.

Su mirada sombría, zapatos brillante, saco largo y sombrero negro, podía reconocerlo era el hombre al que quise robar.

-¿Cómo te llamas?- Caminaba firme hacia mi. Me mantuve en la oscuridad, no quería que él me viera, él me daba miedo.- Te pregunte ¿Como te llamas?- Volvió a repetir solo que esta vez con un tono más demandante.

-Ra..Raquel- Temble al hablar.

-Mira- colocó sus manos en la celda- tengo un hijo... un hijo que apuesto que tiene tu edad. Él es un tanto... problematico, me crea problemas y solo quiere burlarse de mi. Pero... ¿Sabes que es lo que hago con él?

Me hizo un ademán para que me acercará y así fue, lentamente me acerque hacia él.

-¿Sabes o no?- Volvió a repetir.

Negué con la cabeza.

Él hombre se inclinó para estar a mi altura. Sus ojos marrones con una extraño orbe negro me miraba fijamente a los ojos.

-Le pongo orden, reglas- Se volvió a acercar hacia mi- Autoridad.

-Me importa una mierda lo que le haga a su hijo.- Farfulle- Solo dejeme ir, no he hecho nada malo.

Él hombre comenzó a reirse.

-Escucha esto mocosa- Dejo de reir- Me llamo John French, soy un juez que sentencio a los menores a casas para niños sin padres.

-No ire a un estupido orfanato.- Conteste fría sin apartar la vista de él. Casi enfrentandolo con la mirada, él tenía una mirada oscura, fría. Cualquiera le tendría miedo y era lo que me hacía sentir a mi. Miedo.

-No cielo- Me acarició el pelo pero me quite rápidamente- Me encargaré que vayas a uno de los peores reformatorios.

Aquel lugar era el mayor miedo que un niño viviendo en la calle podía tener.

-Nadie se burla de mi- Continuó- ¿Qué has pensado? Que podrias robarle un tonto viejo y salir libre. De mi nadie se burla niña. Nadie.

Se volteo y camino unos pasos más hacia adelante, luego se detuvo y me miro nuevamente.

-Nunca olvides esto Raquel. Tu eres solo un maldito insecto, tú junto a tus amigos delincuentes deberían de no existir. Odio a la gente como tú. Yo soy justicia y tu solo eres una basura inmunda. Solo eso eres.- Pense que se iria pero agrego:- A los parásitos como tú, hay que enseñarles un lección. Tú eres una pobre infeliz, no tienes futuro.

No estas sola (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora