Capítulo 12

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-¿En donde estamos?- Thomas aparco enfrente de un edificio viejo. Sus persianas estaban oxidadas, habían carteles pegados y a medio arrancar en los muros. Se podía notar que a sus ventanas les faltaban alguna ayuda de un plumero, había una gran cantidad de polvo acumulado.

-¿Algunas vez te dije que práctico boxeo?- Le quitó la llave a la moto y me ayudo a bajarme de ella.

-No, pero es bueno saberlo.- Ahora entendía como fue que él pudo herir gravemente ese día a Lucas.

Lucas. Odioso Lucas.

-Entremos- Thomas me tomó de la mano, más que tomarla, entrelazo sus dedos con los míos. Me estiraba de ella, guiándome hacia dentro del lugar.

Al entrar vi grandes hombres sudados, había unos pocos chicos de nuestra edad o un poco más grandes. Dentro del edificio había cuatro cuadriláteros, en distintas esquinas se encontraban unas cuantas bolsas, esas a las cuales se las golpea. La iluminación que alumbraba el lugar eran unos focos de muy poca energía y mucha ayuda de la luz solar que se filtraba entre los vidrios de la ventanas cubiertas de polvo.

-¿Por qué vienes aquí?- Le hable a Thomas al odio. Estábamos en una parte en donde habia varios casilleros como en el instituto, pero estos eran más grandes.

-Aquí venía desde chico con mi padre.- Saco unos guantes de boxeo y una protector bucal. Su padre, esa era una historia que nunca me había terminado de contar. Nunca supe como ffallecieron sus padres.- Además me hace acordar a la película Rocky.

Ambos reimos. Thomas era increíble.

-Estoy muy tenso, necesito liberar un poco de presión- Me miro, y se adentro dentro del casillero. Era verdaderamente grande.

Saco otro par de guantes y me los arrojó. Logre agarrarlos con torpeza.

-Y tú también.- Me miro.

-Estas loco.- Dije nerviosa.

-Vamos Raquel, que paso con la chica ruda que vi ese día en el instituto. Con la "famosa Raquel", la que te pegaba dos puños sin que te des cuenta y te dejaba tirado en el suelo con su mirada.

Rei.

-¡Eso no es verdad!- Me recogí el pelo en una coleta.

-No se como eras antes de que salieras del instituto. Pero creo que esa es una Raquel que me hubiera gustado conocer.

-¿Para qué hubieras querido conocerla? Esa chica era muy ruda.- Ambos reimos. Me coloque los guantes y lo mire al escuchar un repentino silencio.

Thomas tenía su mirada celeste puesta en mí.

-Para saber si me hubiera enamorado de aquella Raquel también.

Mierda.

Lo golpeé en la mejilla livianamente.

Una risa con una mezcla de quejido salió de Thomas.

-Vamos a boxear hombre.- Dije nerviosa.

Mi ropa no estaba tan mal para la ocasión tenía unos pantalones elastisados y una remera sencilla. Thomas se metió a un baño para cambiarse. Era de lucir un chaqueta de curo, y unos jeans degastados. Yo lo esperaba sentada en un banco de madera largo que se extendía al lado de la puerta del baño.

Hacia un costado había una vitrina, con portaretratos, trofeos, medallas y cinturones de campeones. Me acerque hacia la vitrina. Era un "club de boxeo", escondido, nunca me había enterado de su existencia.

Los brillos del bronce de las medallas resaltaban un poco, los cinturones con colores verdes, rojos y el gran emblema en su centro hacían el objeto muy atrayente.

No estas sola (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora