FIVE⁵

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── Lo siento mucho, Gojo-san.

El albino observó otra vez a la adolescente realizar una reverencia con un sonrojo en las mejillas mientras tanto él acariciaba su pantorrilla lastimada; solo por unos segundos bajo el infinito al tomar las manos de la chica y de pronto el menor Fushiguro le dió una certera patada que sí, lo hizo doblegar del dolor por la pequeña broma de la cual el niño no estuvo de acuerdo.

── Parece que a Megumi-chan no le gusta que toque a la pequeña Kagome. ──  bajo los lentes para ver a los dos infantes saltar en los trampolines.

── No sé cómo tomar esa acción por parte de Megumi. ──  sintió la mirada del albino encima, pero decidió ignorarla cruzando los brazos. ── Megumi es un niño complejo pese a su corta edad, no es tan difícil de comprender sus palabras, sus acciones si lo son e incluso lo que pasa por su cabeza lo es mucho más.

Satoru bajo un poco los lentes obscuros característicos de él para mirar fijamente al chico de cabello puntiagudo; a simple vista el niño era alguien "normal" una palabra bastante compleja si hablamos desde el punto de la vida de un hechicero, sin embargo el niño tenía una habilidad nata de la cual se haría líder si lucha por la posición, inclusive solo con ese dato ya lo hace ser parte de la sucesión al liderazgo del Clan Zen'in. No es ni será un camino fácil para él, ningún camino es sencillo para aquellos que deciden tomar la dirección de ser un Chamán, pero algo en su interior le indica que será más accesible con su ayuda y la ayuda de la chica al lado.

Hablando de la chica... Gojo miró de reojo el uniforme escolar verdoso de la adolescente, el cual atraía bastantes miradas indecorosas de los hombres y adolescentes en el recinto. No solamente por lo corto de éste, sino también por la persona que lo portaba. Pensó en la inocencia de la azabache al no percatarse que una de sus características llama la atención del genero opuesto. Chasqueo la lengua pasando sin dudar un brazo alrededor de la estrecha cintura para apegarla a él.

── ¿Gojo-san?. ──  dijo sin molestarse por la acción.

── Quédate así conmigo. ──  señalando con el mentón la dirección de una mesa al azar. ── Tus muslos son llamativos para aquellos que nunca han cogido con una mujer.

Un ligero sonrojo apareció en las mejillas de la quinceañera para rápidamente fruncir las cejas ante esas palabras. Claramente sabía que la falda del uniforme era... Reducido, dejando mucho a la imaginación pero ese uniforme fue la mejor opción para enfrentar al Sengoku, le daba la movilidad necesaria para correr sin tener obstáculos en medio. Sumado a eso, se terminó acostumbrando a usar minifaldas con el pasar del tiempo y pese a regresar en el tiempo, no le molesta usar una nuevamente.

Golpeó la mano de Satoru la cual se había acercado a pinchar su muslo derecho, escuchó al chico murmura una maldición para cruzar los brazos mirando a los niños juguetear un rato.

── Iremos mañana a la residencia Zen'in.

── ¿Mañana? Creí que sería la otra semana. ──  miró fijamente al albino, quien sostenía su celular en mano. ── ¿Tenemos que ir si o si mañana?.

── El viejo de Naobito exigió una reunión al enterarse que el niño vendido, termino en manos del clan Gojo.── sonriendo mostrando de costado el celular. ── Así que mañana pasaré a recogerlos.

── ¿Y Tsumiki? ¿Qué pasará con ella?.

Satoru suspira mirando fijamente a la niña sonriendo al pequeño Megumi.

── Sabes bien lo que ocurre con ella ¿No?. No tiene un lugar en este mundo, debe de vivir una vida más tranquila y mientras menos sepa del mundo del Jujutsu, mejor será para todos. ──  borrando su expresión sería. ── Entonces mañana le haremos una gran broma al viejo Naobito, es un nefasto y borracho de primera categoría, los viejos de Jujutsu son todos problemáticos.

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