Dos niños + Uno con complejo de niño = Responsabilidad.
Esos eran los pensamientos de Kagome desde que su vida se cruzó con el mundo de las maldiciones y hechiceros.
✓ Jujutsu Kaisen & Inuyasha corresponde a sus correspondientes mangakas.
✓ La hist...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Frente a la puerta de aquel sueño de casa ideal bajo su punto de vista, observa fijamente sus pies como la cosa más interesante del mundo. Un albino se encuentra indeciso, en una encrucijada de que hacer en esos instantes; no tenía la fuerza emocional para entrar ahí y decirle a los niños sobre el estado medico de la chica que ha cuidado con tanto empeño de ellos; ¿Cómo? ¿Cómo le puedes decir a unos niños? No quiere romper esas miradas ensoñadoras que siempre están presente cuando ven a la chica entrar a la casa. Era consciente de que los dos pueden pasar tiempo con él, tal vez un día máximo tres en su compañía o mejor dicho, Tsumiki puede hacerlo, pero Megumi no.
Para Megumi era un problema serio y él no lo ha notado desde la primera vez que se quedó a su cuidado. Al principio creyó simplemente era incomodidad del chico, por eso siempre se aparta de él, no permite muestra de afecto y es completamente complicado que se abra a uno, ni siquiera con cosas básicas como: color favorito, comida favorita, película favorita, ¿Qué hiciste en el día?, etc. Megumi es complejo para entablar conversación, mantiene una gran pared, impidiendo conocerlo a fondo. No solamente para él, lo ha visto en ocasiones con Tsumiki en los días que los cuida; mantiene distancia con ella, a veces se preocupa de la salud mental del infante. ¿Realmente está bien? Ha pasado por distintos acontecimientos a su corta edad.
No le sorprendería que guarde todo para él y no lo hable con nadie. Pero... Kagome es la única que ha llegado a conocer a fondo al erizo, cada una de sus fases, expresiones, tono de voz y acciones. Era como una traductora de como actúa el chico; solamente ella logró lo que es posiblemente imposible y no la culpa, incluso con él, rompió las paredes que mantiene separado lo más íntimo y lo casual.
Mentiría en decir que no se siente impotente, se supone que ES el hechicero mas fuerte. Entonces... ¿Por qué no puede proteger lo más importante? Primero fue Suguru y ahora es Kagome. ¿En serio trae desgracias? No quiere que nada malo les ocurra a esas personas que se acercan a él sin una segunda intención, solamente lo ven como Gojo Satoru, no como el chamán más fuerte, no como un ser omnipotente, no como... Un arma, un monstruo. Incluso en esos momentos sostener el pomo de la puerta de forma temblorosa lo hacía sentir incómodo.
Soltó de forma abrupta el objeto para teclear en el celular rápidamente, cambio de posición a un costado de la casa en espera. A los pocos minutos unos pasos de botas lo atrajo mirando de reojo a la cabellera rubia parado firmemente al lado; ninguno de los dos fórmula palabra alguna, ni ninguno se mueve de sus respectivas posturas. Hasta que el menor decide tomar la iniciativa posando su mano en el hombro del mayor dando un apretón en consolación.
── No conozco mucho a Kagome-san, pero el tiempo que estuve charlando. Me di cuenta que es alguien fuerte.
── Es la no-hechicera más fuerte que conozco. Pero no me preocupó por esa razón, sino por las que están dentro de esa casa.
El rubio observa con atención la infraestructura asintiendo: ── Esos niños...
── Ella los estuvo criando antes de mi llegada. Es asombrosa ¿No crees?. ── retirando las gafas por unos instantes.
