SIX⁶

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Sostuvo con fuerza la mano del pequeño Megumi contra la suya, en el instante de bajar del automóvil que condujo Ijichi

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Sostuvo con fuerza la mano del pequeño Megumi contra la suya, en el instante de bajar del automóvil que condujo Ijichi. Frente a ellos estaba una construcción antigua bastante conocida a los ojos zafiros de la sacerdotisa; era una casa tradicional Japonesa con el nombre: Clan Zen'in escrita en la entrada. Para Kagome ese lugar no era el indicado, no, nadie podía quitarle esa idea de la cabeza, ese clan no era digno de tener a Megumi bajo sus alas.

No necesitaba hablar con alguien para notar la energía del lugar, no comprendía al 100% como no existían maldiciones en esa residencia si la mayor cantidad de emociones negativas se trazaban en dos: envidia y ansiedad. Aunque estaba el sentimiento de tristeza, el ala de la muerte caminando con tranquilidad; cosas que el portador de los seis ojos no lograría ver jamás en su vida. Las cosas que los ojos zafiro de la Miko pueden ver van más allá de la compresión humana, es más apegado al mundo espiritual y ligado a las bendiciones de los dioses.

Megumi notó el temblor en el agarre de su tutora, preocupado tiró de la camisa del albino atrayendo su atención, con sutileza señaló a la azabache dándole una clara evidencia de la actitud de la adolescente.

── Gome-chan~. ── llamándola con el apodo que inventó en el desayuno ── ¿Tienes miedo?.

Ella dudó unos segundos para asentir: ── Esté lugar... Me da mala espina, Gojo-san.

Satoru asintió de igual forma estando completamente de acuerdo con la adolescente. El Clan Zen'in era igual de antiguo que su propio clan, con los años los demás clanes menores han ido cambiando sus perspectivas de las crianzas en los niños, las normativas, reglas y perjuicios. A diferencia del Clan Zen'in quienes continuaban con conductas ambiguas de la vieja sociedad.

Él tomó de igual forma la mano de Megumi para dar pasos hacia la mansión. En el preciso instante de estar enfrente de la puerta, fueron abiertas siendo recibidos por sirvientas haciendo reverencias más por la llegada del más fuerte.  Las mujeres le indicaron que camino debía recorrer para encontrarse frente a frente con el líder del clan.

En aquel lugar los ojos azules de ambos azabaches veían con detenimiento el espacio. El lugar donde se suponía Megumi, viviría en un futuro, sin embargo para el infante ese lugar no era cálido, no era cálido como la casa donde vivía con Tsumiki y kagome, no era cálido como su habitación, no era calido como las charlas en el camino a clases con su hermanastra, no era cálido como cuando veía a la mayor cocinarles con una gran sonrisa, no era cálido como compartir tiempo de calidad con ellas, ni como cuando están asiendo cuidados por el jefe Yoshida esperando detrás del mostrador a la chica que finalizará el turno laboral, ni cuando se cobijaban mirando una película.

No era cálido como los brazos que lo cargaban en esos momentos.

Apretó el agarre que tenía en el cuello de la chica para ocultar su rostro en esa sección, no quería estar ahí, no le gusto, solamente quería estar con Tsumiki y Kagome, inclusive le gustaría estar con ese lunático proveedor de ellos. Todo era mejor que ese lugar.

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