Dónde está el corazón

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A veces el desempolvar viejos álbumes de recuerdo no traería nada agradable; Ort no tenía nada que hacer en el día, al principio se dedico a ver televisión y jugar videojuegos con su hermano, pero en cuanto Lilia estuvo libre le llamo por teléfono, se sentía muy desplazado por Lilia y Fellow, quería hacer lo que sus padres le habían prometido de pasar toda una semana con Idia y Ortho, esa había sido la razón principal por la que había aceptado participar en la semana de actividades familiares de NRC en vez de quedarse en casa, posiblemente solo.

No le gustaba sentirse solo, le traía los recuerdos de cuando estuvo siendo consumido por un phantom hasta que comenzó a escuchar las voces de los habitantes del inframundo, cuando su cuerpo había cambiado y ya no había forma alguna de que lo rescataran; escuchaba murmullos estando solo, veía sombras y blot desplazándose por la casa como si le estuvieran siguiendo, queriendo servirle cuando diera su orden pero los ignoro por completo, no quería ser su rey y a veces su juez, simplemente quería ser un chico cualquiera de 16 años al que sus hermanos le dejaban de lado porque tenían ya otra etapa de sus vidas; deseando no haber sido apartado de su hogar y haber crecido tan lejos de ellos, cada fotografía le amargaba la boca, le hacía un nudo en la garganta que los celos hacía fácil tragar hasta que no pudo más, cerro el álbum de fotografías que había encontrado para después arrojarlo, escuchando con mayor claridad aquellas 3 voces.


—¡¡voy por hierbas para la cena, regreso pronto!!—


La voz de Ortho le hizo regresar a su realidad, mirando sus manos para confirmar que no era un phantom y que aquellas voces no se estaban materializando delante de él, jugando con un ojo, un hilo y unas tijeras; era solamente él y los estantes de libros.


—el blot no se quema—  miraba sus manos con una ligera preocupación al notar como la tinta cubría sus manos hasta la altura de sus manos de manera rápida.


Tenía que tomar un baño pronto, si la tinta terminaba por cubrirlo ya no habría forma que las medicinas le ayudaran a contener su phantom, no quería generar otro desastre mágico y poner en peligro a inocentes por no saber regular sus emociones. Estuvo un buen rato en la bañera, dejando que el agua deshiciera la tinta, su rostro volvía a su palidez característica, sus labios resaltaban como sus ojeras, se preguntaba si realmente así hubiera sido su apariencia de no haber sido tan egoísta al pedirle a Idia salir del cuartel, de haber perdonado tan fácilmente a sus padres por no hacer nada por buscarlo en vez de enviar a los Carontes... no sería un princeso como su hermano menor deseaba, se metería en problemas y sería muy competitivo, veía su vida en Ortho, vaya que eso le hizo reconsiderar muchas cosas en especial si tendría los mismos amigos y el mismo destino en PlayFul Land.


—tks... es que no lo entiendo—  tomo una de las toallas para humedecerla y cubrir sus ojos  —solo es un engaño, no me interesa lo que Ortho quiere—


—¿de verdad, su majestad?—  aquella voz se sintió tan real que le hizo sobresaltar pero no había nadie más en el baño.


—es verdad, no es bueno disimularlo cuando sabe lo que su corazón quiere—  la segunda voz parecía estarle rodeando.


—no, es una tontería y ustedes tres no deberían estar aquí—


—pero si siempre ha sido tu sueño... lo que tu corazón más desea... tu libertad—  susurro la tercera voz muy cerca de su oído  —y la tienes ha tan solo un fragmento de hilo, ¿por que volver a esperar 8 años? ¿por qué esperar a que se alineen los planetas? si puedes recuperar lo que se te arrebato cuando eras un dulce e inofensivo niño—

El rey de los phantom (Twisted Wonderland Disney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora