Capítulo 5: Negaciones y consecuencias - Parte 2

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Los días pasaban y, contrario a la esperanza de Trunks, Goten seguía con una actitud extraña. De repente, era cariñoso y necesitado... A veces era agresivo y dominante... Otras veces se veía dolido, aunque trataba de reprimirlo...

Sentía, de hecho, que Goten estaba reprimiendo y ocultándole muchas cosas...

Como porqué se resistía a tener sexo con él a pesar de exigir su atención de forma cariñosa las noches que se quedaba... o porqué su humor cambiaba rotundamente a la mañana siguiente para luego evitarlo y retirarse ofuscado... o porqué parecía que estaba más y más lejos de él...

Más encima, tuvo que estar pareciendo un total estúpido frente a todos ocupando las únicas prendas que le permitían tapar las marcas que le había hecho, pero seguía pensando que era mejor eso a exponer parte de su vida sexual. Para su fortuna, el castaño no siguió mordiéndolo, por lo que consideró que debía ser un pequeño descontrol que desarrolló en el acto sexual... Al menos que algo bueno haya de no poder tener la intimidad que solía tener con Goten; de verdad, no recordaba la última vez que pasó tanto tiempo sin acariciarse con su pareja, aun sin tener sexo... Realmente extrañaba tener esos momentos de confidencia con el castaño...

Sin embargo, lo que lo tenía más contrariado era que las mismas marcas que Goten le dejó la segunda vez que lo mordió seguían ahí a pesar de haber cicatrizado hace unos días, resistiéndose a desaparecer de su piel. Así que seguía obligado a cubrir su cuello...

'Tiene que haber una solución mejor que asarme vivo...' Pensó tremendamente incómodo en su oficina.

"Trunks, tengo el informe que me pediste." El aludido miró a una de sus colegas, quien estaba entrando a su oficina con una carpeta.

"Ah, gracias." Dijo, pretendiendo la mayor normalidad que le era posible, esperando no llamar la atención de la mujer. No hubo tal suerte.

"Emmm... ¿Trunks? ¿No has podido descansar bien?" Le preguntó con curiosidad. Al enfrentarla, ella enrojeció. "Lo siento, no quise ser impertinente... es solo que te ves algo cansado..." Resignado, consideró que sería una idiotez negarlo.

"No dormí bien anoche, sí. Desearía que no se me notara tanto." Soltó riendo con poca gracia.

"Tal vez con un poco de base o corrector..." La colega le dijo sonriendo, para que al instante él la mirara alzando una ceja. "Para disimular un poco las ojeras; eso es lo que más te delata."

"No sé de qué me estás hablando..." Trunks respondió confundido, frente a lo que su interlocutora rio.

"Maquillaje, pero en realidad, no creo que sea tu estilo. Trata de descansar apropiadamente." Dicho esto, ella se retiró. Pero al pelilila le quedó dando vueltas lo que le había dicho. Vio su reloj, quedaban solo unos cuantos minutos para terminar su jornada. Lo meditó un momento, y decidió partir hacia la única mujer que confiaba en que sería discreta.

Al llegar a su hogar, llamó a la puerta y esperó pacientemente hasta que Krillin lo recibió.

"¡Trunks! Qué sorpresa, ¿qué haces por aquí?"

"Vengo a ver a Marron, ¿está?" Preguntó respetuosamente.

"Sí, sí. Creo que está en la sala." Informó el hombre volteándose. "¡Marron! ¡Trunks vino a verte!" No esperó mucho hasta que la rubia llegó a la entrada con una sonrisa. "Bueno, los dejo, debo seguir ayudando a 18 con el aseo." Y así ambos jóvenes se quedaron solos.

"Hola, Trunks."

"Necesito tu ayuda." Soltó el pelilila sin rodeos. "¿Podemos ir a tu habitación?" Ella lo miró desconcertada pero asintió y lo guio hasta su cuarto. Una vez dentro, cerró la puerta y lo miró intrigada.

El poder de la luna [Truten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora