Paciencia

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Lumila está excitada,  y Dios me perdone, no estoy seguro qué demonios hacer con ella.

Porque la mujer está volviendome loco al cambiar de opinión, y también al darme esa mirada caliente mientras se acerca a mi en la cama, completamente dispuesta y evidentemente lista para más.

La primera impresión con mi madre fue en resumidas cuentas. Un fiasco.

Siempre he sabido que mi madre es una mujer que odia no ser el centro de atención, especialmente cuando se trataba de alguna otra mujer que entraba en mi vida o en la de mis hermanos. Mi matrimonio anterior habia sido una mierda por culpa de mi madre. Incluso había pedido  una pruena de paternidad para mi hija, lo que me había resultado una falta de respeto para mi esposa y para mi.

Pero según mi madre, tenía todo el sentido del mundo.

Sin embargo esta noche había sido terrible, era evidente que habian cuestionado mi relación con Lumila, les habia dicho a todas que eramos amigos, hasta que el asunto del embarazo fue expuesto. Lo que además de cejas levantadas había traido un par de rencores del pasado. Así que había mentido, había dicho que Lumila era mi pareja y que estaba esperando mi hijo.

Ninguna de las dos cosas sería mentira por mucho tiempo.

Pero se sentía mal mentir de esa forma. Sin embargo ahora, con la mujer dándome esa mirada dulce y el más suave  de los susurros mientras pide que la toque.

Se siente simplemente perfecto.

No necesito ninguna otra motivación más que sus palabras para buscar su contácto, se ha deshecho de las sabanas, pero sigue cubierta en mil capas de ropa, completamente cubierta a causa de lo que ella considera frío, lo que me parece adorable, pero mo objetivo en este preciso instante, son sus labios, así que los tomo.

La beso, tirando de ella más cerca, sus labios son suaves, y el suave aroma citrico que siempre consigue volverme loco, emana de su cabello de forma sutil, sus manos suaves son rápidas en deslizarse sobre mi abdomen, y en esta ocasión, le permito explorar, sé que tiene poca experiencia real en lo que se refiere al placer, y teniendo en cuenta su reacción luego de lo que sucedió en el sofá, no quiero asustarla.

Así que tomo las cosas con calma. Siento sus manos deslizarse por mi pecho con cuidado, casi de forma tíminda mientras tiro de ella hasta mi regazo, siento sus uñas clavarse lígeramente sobre mis hombros mientras deja escapar el más dulce de los gemídos. Me incorporo lo suficiente como para permitirle apoyarse completamente sobre mi pecho, deslizando mis manos sobre sus hombros, en busca de la parte inferior de la camisa que cubría su vientre.

- Lumila... - Comienzo, obligándome a mi mismo a detenerme, No es así como quiero hacer las cosas, menos con la mitad de mi familia del otro lado de la puerta, pero mierda,  me lo está poniendo difícil, especialmente cueando me mira, sus ojos verdes completamente llenos de deseo

- Por favor - susurra, respirando con dificultad, mientras apoya su frente contra la mía - Lo necesito - Insiste.

Cierro los ojos, maldiciendo el instánte en que accedí a recibir a mis hermanos, de haber sabido que plenaba venir con toda la familia, jamás les habría dicho que estaba de regreso a la ciudad en absoluto. Pero sé que es mi oportunidad, así que si pienso tomarla, será mejor que lo haga bien, tragando con fuerza, asiento antes de incorporarme, Lumila deja escapar un pequeño grito ahogado ante la sorpresa cualdo la levanto conmigo.

- Voy a necesitar que hagas silencio, preciosa - Pido mientras la deposito sobre sus pies frente a mi, ella asiente y me observa con ojos grandes, la forma en que traga con fuerza, completamente expentánte y dispuesta, me hace sentrír lígeramente culpable por aprovecharme de la situación.

Maldita Promesa - A Hoffman StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora