Lumila
Mi cuerpo entero duele, pero es el tipo de dolor más satisfactorio que he sentido en la vida. El sexo es...wow.
Tengo que contener una risita nerviosa al pensar en lo increíble que había sido la moche anterior, Vladimir me había hecho sentir en el cielo, mi cuerpo entero parecía vibrar con cada caricia, con cada orgasmo, y me encanta. Tengo que admitir que había tenido altas espectativas luego de ese primer orgasmo en el sofá, cuando el hombre había utilizado simples caricias para hacer que mi mundo entero diera vueltas.
Pero anoche...
Dejo escapar un suspiro satisfecho de solo pensarlo. En todos los años de matrimonio, nunca había creído que querría una segunda ronda luego de un orgasmo, o que disfrutaría de algo tan obsceno como permitir que acabaran en mis pechos, llenando mi piel son su semilla. El solo recuerdo de la expresión de extasis de Vladimir me hace estremecer.
Sin embargo, estoy tan agotada que ni siquiera registro cuando el hombre me ofrece desayuno en la cama, mi cuerpo entero se siente tenso y lígeramente sensible, mi entrepierna se siente algo sensible, incluso mi trasero duele con cada movimiento, pero disfruto de ser consentida durante toda la mañana.
Descubro de primera mano la faceta dulce de Vladimir, no me refiero a ser dulce conmigo, Dios sabe que llevaba todo el tiempo que ha estado cortejandome intentándo hacerme notar lo gentil que podía ser con su trato, con sus caricias y sus palabras. Me refiero a su dulzura como padre.
Luego de tomar una taza de chocolate caliente y decidir acurrucarnos en el sofá, el hombre se dedica a acariciar mi vientre con cariño, su mano consigue abarcar gran parte de mi abdomen, y no puedo evitar sentirme completamente feliz cuando mi bebé se mueve en respuesta a su voz.
— Vas a tener muchos hermanos si de mi depende — Promete el hombre en un susurro, ha estado teniendo una "conversación privada" con mi vientre por más de diez minutos, sin embargo la mención de "hermanos" me hace levantar una ceja — Claro que tendremos que convencer a mamá primero — Murmura antes de dar un beso a mi vientre — Dios, ya quiero conocerte.
— ¿Lo dices de verdad? — Pregunto, maravillada con su facilidad para hacer promesas. Vlad me mira y sonríe con determinación.
— Por supuesto, la idea de ser papá de nuevo es emocionante — Asegura, antes de añadir — A menos que te estés retractando
— ¿Y si me enamoro de otro hombre? — Pregunto, necesitando saber qué pensaba, su expresión se endurece lígeramente y me obliga a mirarlo
— Incluso si decides que me repudias, le hice una promesa a este bebé, y a ti también — Apunta con seriedad, antes de añadir con malicia — Y no hay ni habrá otro hombre, yo mismo me encargaré de eso.
Lo miro con sorpresa y diversión
— Realmente eres terco — Me quejo, acariciando su barba, él se inclina para besarme.
— Es mi mejor cualidad — Asegura, frotando su nariz contra la mía de forma cariñosa – Realmente quiero que las cosas funcionen.
— ¿No tengo elección en esto? — Pregunto entrecerrando los ojos en su dirección, él se encoge de hombros.
— La tienes, pero seamoa sinceros...¿Qué mejor partido que yo? — Pregunta, haciendome reir.
— Mmm, estoy segura de que Harold puede conseguirme un par de buenos pretendientes — Me mofo, haciendolo gruñir lígeramente.
— El rey es consciente de mis intenciones — Asegura, mirándome con curiosidad — Le pedí permiso para cortejarte...no que sea de mi agrado, pero...¿Eso te molesta?
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Maldita Promesa - A Hoffman Story
RomanceUna noche. Un beso. Fue todo lo que bastó para sacudir su mundo entero, una simple caricia y había caído completamente en los encantos de la mujer. Solo tenía que conseguir que ella le creyera. Lumila estaba embarazada, recién divorciada y con el c...