Semilla [Goyuu]

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No se dio cuenta, pero silenciosa e imperceptiblemente fue plantada una pequeña semilla, tan mortífera que podía causar en su huésped un profundo e intenso dolor.

Yuuji los escuchó. En ningún momento tuvo tal intención; tan solo quería encontrarse con sus amigos. Pero cuando oyó las palabras de su Sempai, se dio cuenta. No lo había notado, pero el sufrimiento que se produjo en su pecho llegó con una idea.

—Es amor—, dijo sin darse cuenta y soltando una pequeña lágrima.

El shock lo llevo a caminar en busca de un lugar para pensar, caminó hasta la biblioteca. Detrás de esta había un enorme roble que visitaba cuando quería alejarse para pensar. Subió sus ramas hasta encontrar una zona en la cual sentarse cómodamente y desde este lugar pudo ver todo su campus, el cual siempre le traía paz por lo hermoso que le parecía, pero, por el contrario, solo le trajo recuerdos que se tiñeron de tristeza y malestar.

Rememoró lo que escuchó:

—Por ti siento más que una amistad. Quiero arriesgarme y que me des una oportunidad. Por favor, sal conmigo, pero ya no como amigos —Recordar esto sacó nuevamente una lágrima.

Yuuji no se había percatado antes, pero se enamoró de Gojo—sempai. En silencio solo miraba el paisaje, pero su cabeza era un desastre. Un sin fin de palabras y preguntas, además de pensamientos que no se esperaba.

¿Por qué Gojo—sempai? ¿En qué momento comenzó? ¿Por qué no me di cuenta? ¿No me gustaban las mujeres altas y de gran trasero? ¿En qué momento me volví gay? ¿O seré bisexual? ¿Ahora qué? ¿Cómo los veo a la cara ahora? ¿Qué hago?

No sabía qué hacer por el momento. Mientras estaba sentado en el árbol, recostó su cabeza sobre sus rodillas y ocultó su rostro con los brazos. De esta forma permaneció por unos minutos. Cuando sintió que su mente estaba un poco más en calma, respiró profundamente y bajó del árbol. Fue al salón de clases donde había dejado sus cosas, las tomó y sin decirle a nadie se fue.

Camino lentamente hasta la parada del autobús mientras contemplaba el hermoso cielo de primavera

Recapitulo varios momentos en los que pasó tiempo con su Sempai y no llegó a entender en qué momento pasó, pero sí entendió porque fue que se enamoró. Una sonrisa amarga se posó en su rostro y es que, ¿cómo no iba a gustarle? Aparte de siempre haber aceptado que su Sempai era el hombre más guapo que había visto, cuando pasaban tiempo juntos se reía y divertía mucho. Si bien varias personas a su alrededor decían que Gojo tenía mala personalidad, para él no era así; a él le parecía interesante su manera de tratar a los demás sin importarle el espacio personal, el hecho de que fuera muy inteligente, pero a la vez tonto en acciones cotidianas, lo llenaba de ternura.

Muchas veces se sintió intrigado por cómo podía tener gustos tan extraños con las películas, por el contrario, en lugar de evitar este tipo de reuniones con él para ver películas, le empezaron a interesar y se reunían muy seguido para esto, convirtiéndose en un pasatiempo por el cual se a más como amigos.

Con algo de amargura aceptó sus sentimientos, tomó la decisión de alejarse para no agitar más su corazón, pero con esto un amargo dolor se instaló en su pecho.

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En un salón de la universidad se encontraban Gojo y Geto perdiendo el tiempo mientras esperaban su última clase.

—Suguru, quiero confesarte algo— expresó Gojo un poco nervioso.

—Ajá — respondió Geto sin ponerle atención

—Suguru, a pesar de que somos amigos de casi toda la vida, desde hace algún tiempo creo que algo cambio — dijo mientras se quitaba los lentes de sol y lo veía con nerviosismo.