CAPÍTULO 14

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-¡Sera! ¡Sera, dejame salir! -gritaba con fuerza, la puerta de su habitación estaba cerrada con llave, sus ventanas tenían barrotes y por extraño que parezca su poder no funcionaba.

La había tenido encerrada ahí desde la mañana, sin ningún tipo de explicación; su teléfono no estaba con ella, así que no podía llamar a Angel para pedirle ayuda. Emily estaba desesperada ante esta acción tan extraña por parte de Sera.

Escucho como las llaves giraban y abrían su puerta, camino hacia ella y se paró en la entrada; Sera la miraba con decepción y molestia, pero también sostenía un libro bajo su brazo. Algo de eso llamó su atención, intentó leer el título de este, pero Sera rápidamente lo escondió detrás de ella.

-¿Sabes porque estas aquí? -preguntó, Emily negó. -Tus actos prohibidos han dejado en una posición muy difícil al cielo Emily, acostarte con una exorcista ... mantener relación con los pecadores y por sobre todo manchar la reputación de un serafín -Sera entró a la habitación; Emily había retrocedido varios pasos.

-¿Cómo? -susurró para si misma. Como lo habían descubierto, se aseguró de que nadie viera lo que hacia.

-Emily, sabes muy bien que como Serafín debemos dar una imagen de respeto; has desobecido varias leyes, por eso decidimos castigarte ... sin embargo perder un serafín a estas alturas retrasaría todo en el cielo; por eso hemos decidido regresarte a tu primera forma.

-¡Que! ¡Sera esa es una locura! ¡nadie en el puto cielo a sobrevivido a un reinicio! -gritó aterrada.

-Es verdad, pero eso solo pasaba con ángeles inferiores ... tú por otra parte eres un serafín

Emily se quedó en silencio, vio el libro que anteriormente Sera había escondido detrás de ella; el título brillaba en letras doradas, la pasta estaba desgastada.

"NECRONOMICRON"

El título del libro resplandecía por toda su habitación, el libro que hace un par de meses buscaban desesperadamente, el libro que los Ars Goetia deseaban destruir ... estaba en el cielo.

-Imposible...

La sonrisa de Sera se agrandó más, abrió el libro una página y comenzó a leerla en voz baja; pequeños murmullos que se expandian por toda la habitación, un ruido ensordecedor que provocaban las palabras que decía Sera.

-Emily ... con esto. -levantó el libro -Podemos devolverte a tu forma inicial... tiene todas las respuestas -para ese momento Emily sintió el aire más pesado, el ambiente más oscuro; Sera no era la de antes.

-No ... Sera.

-Emily ... funcionará contigo, estoy segura de eso; eres prácticamente una copia perfecta de Lucifer; fuiste echa con esa semejanza ... claro, tenias que tener una falla, pero con esto serás perfecta

-¿Que? Sera, estas mal ... tienes que pensar correctamente en lo que haces -retrocedió, no deseaba acercarse a Sera.

Sin embargo la mayor no dejaba de sonreirle, algo parecido a las sonrisas que Alastor le daba, pero estas daban miedo.

-Oh Emily, pronto serás la versión más perfecta de ti misma.

Y con esas últimas palabras salió en silencio de la habitación de Emily, volvió a cerrarla con llave y la serafín menor volvió a respirar. Era como si el aire le cortara los pulmones, como si tuviera una cuerda atada en el cuello.

-Lute...

Susurró, si Sera era capaz de exponerla a ese dolor; no deseaba imaginar lo que le haría a Lute. Sin embargo la pregunta más importante aquí era el ¿Cómo Sera una serafín mayor tenía el necronomicron en sus manos? Y lo peor de todo ¿Cómo es que se había dejado corromper por ese libro?

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Llevaba horas encerrada, ni un solo ruido, ni una sola noticia; Sera no había vuelto a su habitación. Y para empeorar las cosas, no tenía ninguna noticia de Lute ... nada.

Se sentía sola, abandonada ... no había nadie más que ella ahí, no había nadie más que ella escuchando los propios murmullos de su mente; el poder del Necronomicron se estaba expandiendo tan rápido, volviendo locas a los que estaban cerca.

Pronto vio como una bola negra atravesaba una de sus ventanas, las alas distintivas de los exorcistas y aquel uniforme.

-¿Lute? -volvió a murmurar, sin embargo no era Lute; era otro ángel que ya había visto antes.

-No, pero ella esta bien -la sonrisa engreida de aquel ángel, la conocía perfectamente. Agatha, la amiga de Lute.

-¿Qué?

-Señorita Emily, no tenemos mucho tiempo ... aunque no puedo llevarla a donde esta Lute, puedo llevarla a un lugar seguro ... escuche lo que planean hacerle -Agatha se levantó, sus alas se extendieron con orgullo; el uniforme destrozado, la cara llena de moretones y la sangre dorada que chorreaba por las heridas profundas. Demostraban que ella había estado luchando.

-Estás sangrando -murmuró, pero Agatha la levantó del suelo y la guió hacia la ventana.

-No tenemos tiempo para eso, debo mantenerla a salvo, hasta que encuentre una manera de mandarla al infierno.

Salieron volando, Emily no miro atrás en ningún momento, su mirada estaba fija en la espalda de aquel exorcista; su cabello corto, sus alas ... todo eso le recordaba a Lute.

¿

Hace cuanto no volaba con tanta rapidez? El viento golpeaba su rostro, su corazón latía con fuerza; su mirada se desvío hacia donde habían salido, no había nadie en esa habitación.

Sus alas empezaron a moverse, deseaba alejarse lo más que pudiera de aquel lugar; su confianza estaba por los suelos, pero en ese momento podría decir que tenía esperanzas de volver a encontrarse con Lute.

-¡Ya casi! -gritó Agatha, Emily volvió su vista al frente.

Los bosques en donde alguna vez comenzó a hacer idioteces, aquel bosque en donde por primera vez Lute la rescato de hacer alguna locura.

Recuerda ese día con claridad, se había escapado de casa rompiendo la ventana con una silla y ese día Lute le dio una lección. Si lo pensaba bien ella nunca entendió como se enamoro de Lute.

¿Lo había echo siquiera?

Si, definitivamente lo había echo; poco a poco, cada momento que pasaron juntas. Cada instante en donde Lute tuvo que aparecer de forma intempestiva para rescatarla de su idiotez. Cuando ella se fue sin decir palabra alguna, cada día en el que ella se enojaba con esa exorcista.

En cada instante vivido, cada una de las emociones que se formaban en ella; cada sensación que sintió. Todo eso se volvió amor hacia una tonta, mentirosa, orgullosa y algo irracional exorcista que le mostró un mundo completamente distinto.

Y por eso, y solo por eso ... ¡Ella no deseaba morir!
Sus alas se movieron con más fuerza, se soltó de la mano de Agatha y avanzo a través del bosque en donde se formó su primer amor, su primera pelea y ahora su valentía y coraje.

Esta vez sería ella quien rescatará a Lute, esta vez sería ella quien derrocara la tiranía del cielo. No importaba si ellos decidían hacerla caer; después de todo esta echa a semejanza de Lucifer.

-OH, MY DARLING ... IM NOT A BOY-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora