11. Soy tuyo, eres mío y lo que opine el mundo nos importa una mierda

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Alexandra, definitivamente, no había sido una voz de la razón como inicialmente había pensado

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Alexandra, definitivamente, no había sido una voz de la razón como inicialmente había pensado. Tal vez Jungkook estaba demasiado acostumbrado a Hoseok y su dominancia suprema de la justicia y el bien, pero estaba claro que su nueva y cercana amiga no era para nada como él.

La rubia lo había mirado con una sonrisa tras su copa de vino tinto, sentada al otro lado de una mesa para dos en un restaurante de comida tradicional. Le había levantado una ceja y había dicho con toda la convicción del mundo:

—Sabía que terminarían juntos.

Jungkook intentó explicarle de todas las formas que no lo estaban, que solo había sido un desliz —aunque su poca fuerza de voluntad le decía que se repetiría— y que él era una persona comprometida. Alex había bufado antes de alegarle.

—Las personas cometemos errores y eso no nos hace ser malos —riñó ella—. Solo eres alguien enamorado y con muchas cosas encima ahora mismo. Matthew lo entenderá.

De esa forma, ella se había mantenido partidaria de que continuara experimentando con Taehyung. Claro, le había dicho que, de estar en su lugar, ella terminaría con Matt cuanto antes, pero no sacrificaría la oportunidad de tener lo que quería por alguien que no consideraba tan importante.

Y tal vez sonaba cruel, pero ahora Jungkook veía las evidencias.

Matthew nunca le había importado tanto como quiso pretender, y eso lo hacía sentir como la peor persona de mundo. Se había dado cuenta demasiado tarde de que pretender quererlo solo llevaba a un callejón sin salida.

Estaba fingiendo ser alguien que no era de forma desesperada, y había tenido que pasar por el trauma de cambiar de cuerpo para aceptarlo.

No tardaron mucho en marcharse a casa. Ambos tenían clases y trabajo al día siguiente, por lo que Jungkook llamó a su mejor amigo para que los recogiera.

Taehyung no tardó demasiado. El coche que compartían se aparcó fuera del restaurante unos minutos en lo que pagaban la cuenta, y luego Jungkook tomó asiento en el copiloto, mientras Alexandra se acomodaba en la parte de atrás. El castaño le dio una corta sonrisa por el retrovisor antes de acercase a Jungkook y besar su mejilla repetidas veces.

—¿Todo bien?

El peligro suspiró sobre su mejilla, asintiendo. Taehyung no se alejó de él hasta que Alexandra carraspeó, llamando su atención. Luego, un flash cegó su visión.

Jungkook se quejó en voz alta, estirando el brazo para quitarle el teléfono a la rubia mientras esta reía.

—¡Qué lindos!

Si Fueras Una ChicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora