16. Qué difícil, qué cruel y qué egoísta

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Hoseok suspiró con su teléfono entre las manos y miró al cielo polucionado y oscuro de Seúl con cansancio

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Hoseok suspiró con su teléfono entre las manos y miró al cielo polucionado y oscuro de Seúl con cansancio. El nombre de Jimin seguía brillando en la pantalla del dispositivo, mostrándole en la tarjeta de contacto que habían mantenido una conversación de apenas tres minutos y cuarenta segundos.

Tras él, la habitación pequeña de su estudio departamental estaba llena de hojas y libretas de apuntes que estaba usando para sus exámenes. No quería ni girarse a mirar el destrozo que era su hábitat ahora mismo, porque tan solo era un reflejo del desastre de vida que llevaba desde que se había convertido en universitario.

Cómo le gustaría regresar atrás, a aquellos preciados años en el pequeño barrio de clase baja en Ilsan donde él y Jimin vivían con la abuela Meri y eran niños felices.

Por supuesto, él sabía que había algo especial con su familia. Puede que Jimin y él no fueran hermanos de sangre, pero tenían características demasiado similares como para ignorarlas. No era casualidad que, cuando eran pequeños, jugaran con niños que solo ellos podían ver o que el menor se despertara llorando porque había soñado con cosas raras.

No era casualidad que Hoseok tuviera recuerdos extraños que no se sentían como suyos. No era tampoco aleatorio que su abuela los protegiera como tesoros, que los llenara siempre de amuletos y les hubiera realizado limpias semanales durante sus etapas más vulnerables.

—¿Qué decía Jimin? ¿Se encuentra bien?

Hoseok sonrió cuando la voz cansada y melosa de su acompañante le canturreó al oído. No tardó mucho en sentir el abrazo cálido de su mejor amigo y un besito en la nuca que le hizo erizar la piel.

Tan reconfortante.

—Está bien. Solo cansado, ya sabes. El trabajo, Namjoon... Mi hermanito es demasiado ansioso para estar tan estresado

—Ser modelo y rico debe ser tan difícil...

Hoseok se dio media vuelta, recostando su cadera en la ventana y tomando a Yoongi para besarlo porque, Dios, ¿por qué tenía que ser él el único capaz de alejar toda esa oscuridad de su cabeza? A veces las sombras que lo perseguían y atormentaban no se marchaban, incluso hasta hacerle creer que iba a volverse completamente loco.

—¿Estás siendo malo con mi hermano, amor?

Yoongi se encogió de hombros.

—Solo digo que tú lidias con demasiado. Jimin tiene una vida de ensueño y se estresa demasiado fácil...

—Creo que sigues celoso porque le presto más atención que a ti, mi amor.

—¡No estoy celoso, Jung Hoseok! Y no me llames así, que yo soy tu hyung.

Hoseok se rio y volvió a besarlo. Sí, su hyung, del que estaba perdidamente enamorado.

Al principio solo habían sido dos compañeros más de clase, haciendo aquí y allá algún trabajo juntos cuando no quedaba otra opción, saludándose de vez en cuando y siguiéndose silenciosamente en Instagram.

Si Fueras Una ChicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora