14. Aquí todos tenemos parte de la culpa

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Las posibilidades del cuerpo humano eran infinitas

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Las posibilidades del cuerpo humano eran infinitas. Había personas capaces de llevarse al más lejano de los límites físicos y mentales por puro entretenimiento. Dichas personas tenían unos niveles de estamina y voluntad que rozaban lo inhumano, llevaban dietas especializadas y entrenamiento de alto impacto que los convertía en auténticas bestias capaces de matar a alguien con la fuerza de su simple pulgar.

Jungkook no era una de esas personas. Estaba en forma, sí, pero, como la gente normal, necesitaba horas de descanso entre cada actividad física, comida y agua para poder aguantar.

Taehyung, por otro lado, era un jodido animal moviéndose por instinto. Jungkook no sabía qué mosca le había picado a su hyung, pero la forma en la que no les estaba dando ni un jodido descanso era casi cruel.

Era preocupante

Como si ellos no fueran adultos con responsabilidades que atender, Taehyung lo había mantenido encerrado en el departamento durante todo el fin de semana, apenas saliendo de entre las sábanas para hacer sus necesidades básicas, comer algo ligero y bañarse. Incluso cuando se bañaba tenía al castaño pegado a él, tocándolo sin permiso o follándolo contra la pared, con la excusa de que duchándose juntos ahorrarían agua.

Qué mentiroso.

Jungkook se sentía... abatido. Estaba realmente cansado, dolorido e irritado en partes del cuerpo donde, por descontado, no debería tener la piel tan roja y palpitante.

Pero Taehyung era simplemente insaciable. Por más que intentaba detenerlo, sus besos persuasorios acababan convenciéndolo y- Dios, ni siquiera sabía cómo no se estaba desmayando entre sus brazos cuando, por tercera vez en la jodida mañana de domingo, el mayor se estaba moviendo tras él con embestidas enérgicas y gruñidos bajos sobre su nuca.

Las rodillas de Jungkook habían cedido muchos minutos atrás, así que simplemente estaba estirado sobre la cama, jadeando contra la almohada mientras Taehyung se impulsaba de sus nalgas separadas para follarlo tan profundo como podía. Tenía un primer plano estupendo de su vagina goteante y rosada, recibiéndolo gustoso, y de su anillo de músculos trasero deliciosamente apretado por los espasmos que le provocaban las embestidas.

Era el mismísimo paraíso.

El calor en su abdomen evidenciaba que estaba cerca, pero la posición le impedía tocarse allí dónde le había enseñado su mejor amigo para poder liberar su placer por completo. Taehyung seguía montándolo como una bestia, amasando la piel entre sus dedos y deleitándose con la vista del agujero apretado y húmedo tragándose completamente su miembro.

Uh, qué buena tarde les esperaba por delante. Le gustaría poder estar así por siempre.

No era posible, igualmente. Aunque tuviera la capacidad para tener sexo durante horas, eventualmente llegaría el punto donde debería terminar. Se negaba a hacerlo sin que Jungkook se liberase antes, por lo que, sin salir de él, lo giró de la cadera para que quedara tumbado de lado y levantó una de sus piernas, situándola sobre sus hombros.

Si Fueras Una ChicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora