01. No Points, Again...

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📍Actualidad – Australia Grand Prix 2022📍

El ensordecedor ruido del motor era lo único que podía escuchar. Mi corazón latía frenéticamente en mi pecho y mis manos estaban apretadas alrededor del volante mientras mis ojos no se apartaban de la pista.

Cada curva era tomada con una perfección que ni yo sabía que tenía. En las rectas, mi McLaren se veía dominante, plasmando una deslumbrante sonrisa en mi cara.

Todo estaba perfecto, ¿qué podría salir mal?










Todo estaba perfecto, ¿qué podría salir mal?

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Un temblor sutil se hizo presente en mi monoplaza, forzando una maniobra rápida para no terminar en el muro. Mis manos se tensaron sobre el volante y mis ojos escudriñaron los indicadores en busca de una explicación ante esta señal ominosa de que algo no estaba bien.

—Estoy perdiendo el coche —informo a la radio, preocupada. El caos se desató en mi mente cuando el motor comenzó a emitir sonidos extraños, cómo gemidos de dolor que se mezclaban con el rugido de la pista.

Mis instintos entraron en acción, buscando desesperadamente una solución mientras luchaba por mantener el control del vehículo que se tambaleaba peligrosamente fuera de curso.

—¿Tom? ¿Qué carajos está pasando? —cuestiono nuevamente cuando veo que mi ingeniero no responde al llamado.

Cuando escucho el sonido de la radio al encenderse, ya es demasiado tarde. Con un último estertor, el motor se apagó por completo, dejándome a merced de la inercia y la gravedad mientras mi automóvil se dirigía hacia la grava, deteniéndose en medio de esta.

El silencio que siguió fue ensordecedor, interrumpido solo por el sonido distante de los motores del resto rugiendo en la distancia.

—Grace, ¿estás bien? —pregunta mi ingeniero, acabando con el silencio que se había formado. —Parece que hubo una avería en el motor, la grúa va a entrar a sacar el coche...

Escucho cómo sigue hablando y explicando lo que sucedió, aun así, mi mente se desconecta de la situación y solo me queda quitar el volante y dejarlo fuera. Desabrocho los cinturones pero no salgo del monoplaza, me quedo dentro de este con los ojos cerrados y mi cabeza apoyada en la parte de atrás del asiento.

La frustración me envolvía como una nube oscura, ahogando cualquier atisbo de esperanza que pudiera haber quedado en mi corazón.

Cada carrera había sido una batalla cuesta arriba, luchando con uñas y dientes para obtener resultados decentes en medio de una competencia feroz y despiadada.

Pero a pesar de mis mejores esfuerzos, los resultados habían sido decepcionantes, eclipsados por una serie interminable de contratiempos y mala suerte. Mi mente se atormentaba con las imágenes de oportunidades perdidas, momentos en los que podría haber hecho la diferencia pero, por alguna razón, fallé.

La impotencia incrementó aún más gracias a los comentarios que la temporada pasada habían empezado a circular en las redes, la mayoría de ellos sobre mi contrato, el cual llegaba a su fin este año.

Todo por especulaciones sobre un nuevo piloto que había ganado en Fórmula 2 y podría venir a debutar en McLaren.

Eso significaba que uno de los dos pilotos actuales tendría que cederle el puesto al joven. Y, oh vamos, Norris tenía contrato hasta 2024, yo era quien tendría que dejar el asiento.

Desde que los rumores de mi salida empezaron, los susurros de los patrocinadores en los círculos de la Fórmula 1 me perseguían como sombras ominosas, recordándome constantemente que mi tiempo en el circuito podría estar llegando a su fin. O al menos mi tiempo en McLaren. Estas sensaciones se convertían en pesadas losas que se posaban en mis hombros y amenazaban con aplastarme bajo su peso.

Cuando un par de mecánicos se acercan a mí, logrando que salga de mi ensoñación, veo como las banderas amarillas se ondean en el circuito y los coches disminuyen su velocidad.

Salgo de mi asiento con la ayuda de los paramédicos, quienes se acercan para revisar que me encuentre bien; protocolo de seguridad.

Camino hacia donde una motocicleta me espera para llevarme de regreso al motorhome y me subo en esta sin siquiera quitarme el casco para que las cámaras, las cuales me tienen en el centro de mira, no vean la desilusión y rabia que mis ojos irradian.

Al llegar, me bajo y camino hacia un pequeño sofá, quitándome el casco, los guantes y el pasamontañas, siendo seguida furtivamente por las cámaras de Netflix que buscan contenido para la próxima temporada de su serie.

Soy saludada por los mecánicos, quienes me miran con una sonrisa llena de pena.

"¿Tan patética me veo?"

Tomo una botella de agua y me dispongo a ver lo que queda de la carrera en la pequeña televisión, o más bien a fingir que la veo.

Cuando la carrera llega a su fin y la bandera a cuadros se alza para que el 16 de Ferrari complete su segunda victoria y tercer podio consecutivo, el equipo de McLaren se levanta y corre a recibir a Lando, quien ha finalizado en quinto lugar, ganando así unos cuantos puntos para el equipo.

"Algo que tú no hiciste."

Mi subconsciente me ataca y hace que el nudo en mi garganta regrese. Aparto la mirada y me quito los audífonos, caminando fuera del ruido y los gritos de felicidad de todos los mecánicos.

Soy interceptada por unos periodistas, quienes empiezan a llenarme de preguntas y más preguntas.

—Es apenas la tercera carrera de la temporada 2022, ¿vamos a ver una mejora en tu rendimiento, Grace? —pregunta un periodista, acercando su micrófono hacia mí.

Carraspeo y aparto la mirada, dando una corto vistazo a mi alrededor antes de responder.

—Lamentablemente, no he dado mis mejores resultados en esta última carrera, pero como bien has dicho, estamos empezando una temporada y espero poder mejorar y traer más puntos al equipo en lo que resta de año —respondo, mirando hacia la cámara y forzando levemente una sonrisa.

—¿Qué se siente ver que tu compañero de equipo, el cual en principio es el segundo mejor comparado contigo, te quite tu puesto en el campeonato? —cuestiona otra periodista, acercándose mucho a mi espacio personal y haciéndome dar un paso hacia atrás, incomoda.

La miro por unos cuantos segundos, procesando la pregunta y mi respuesta para luego elevar la comisura de mis labios y dar una media sonrisa hacia la cámara.

—Huh, no diría que me está quitando el puesto, en cambio, me siento feliz de ver cómo Lando ha mejorado y está demostrando lo buen piloto que es —la sonrisa orgullosa no desaparece mientras respondo a la pregunta.

Me disculpo de todos después de algunas preguntas más y trato de alejarme cuando el ambiente se torna incómodo gracias al esfuerzo de los periodistas de que diga algo sobre mí situación en la escudería.

"Dios, son cómo animales qué tratan de comerte viva con sus preguntas..."



















𝕺𝖋𝖋 𝖙𝖍𝖊 𝖙𝖗𝖆𝖈𝖐 - 𝑪𝒉𝒂𝒓𝒍𝒆𝒔 𝒍𝒆𝒄𝒍𝒆𝒓𝒄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora