14. You told him (R)

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—¡Fue maravilloso! Fuimos caminando de vuelta hasta mi casa, él y yo, ¡los dos, juntos! —suelto un leve gritito, cubriendo mi boca con mis manos. —menos mal estaba mamá en casa... porque si hubiera sido papá, me hubiera matado —hago una leve mueca, exagerando los movimientos de mis manos.

—Si te mata, lo entenderíamos. Tenemos Karts, Grace, ¿no es más importante que tu noviecito? —Max se cruza de brazos, sonriendo ligeramente y levantando una de sus cejas. —por mi mejor, ¿sabes? Así podría ganar más fácil —pasa uno de sus brazos por mis hombros, apretandome a su costado

—no es tu novio, ¿no? —pregunta Charles en un murmuro, apretando ligeramente su mandíbula. —eres muy pequeña para eso —su ojos se fijan en los míos mientras aclara su garganta —a tu padre no le gustaría.

—A ver, primero, quita tus manos de mi —hago una mueca, agarrando la manga de la camiseta de Max y quitandola de encima de mi —segundo, no somos novios, —

Arrugo la piel de la nariz levemente, fijando mi mirada en los claros ojos de Charles, los cuales escrudiñaban mi cara mientras yo hablaba, provocando una sutil picazón en los lugares de mi cara en donde más tiempo dejaba caer su mirada. —tercero, no soy pequeña, los tres tenemos la misma edad...

—somos mayores que tú —me interrumpen los dos a la vez, mirándose el uno al otro y arrugando sus cejas, para después regresar sus miradas a mi.

—huh, ajá, lo que digan... Bueno, cuarto y último, papá no se enterará —me cruzo de brazos, sonriendo convencida.

Oh, Grace, ¿estas segura?





























Oh, Grace, ¿estas segura?

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—¡Es estúpido! —pateo con fuerza cada minúscula piedra que encuentro en el camino, buscando descargar mi rabia en ésta. —Incluso fue a casa de él, ¡de él!

Me paso una mano por la cara, sobando cuidadosamente mis ojos y dejando salir un gruñido de frustración del fondo de mi garganta. El azul e interminable cielo daba paso a un par de gigantes nubes grises que cubrían el antes despejado paisaje, creando un escenario nostálgico y para nada feliz. Unos cuantos relámpagos parpadeaban en el cielo donde antes el sol brillaba con tanta fuerza que ahora parecía que nunca lo hubiera hecho.

El paisaje había pasado de una hermosa y perfecta tarde soleada a amenazar con que cayera una incesante lluvia todo lo que quedaba de día.

—Es que... ¿Cómo se enteró? ¡Es imposible que me hubiera escuchado!

Cuando llegamos al campo descampado al que solemos ir Charles y yo, me siento en el pasto, recogiendo mis rodillas y mirandole. —lo que más me molesta es que haya ido a reclamarle a él, ¿sabes?

El monegasco se acerca silenciosamente, sin emitir sonido o palabra alguna, y se sienta junto a mi, poniendo una extraña distancia entre nuestros cuerpos y renunciando a mirar hacia mi —quizás te escuchó y no te diste cuenta —es lo único que suelta al aire, su voz perdida llega a mis oídos en un tono muy bajo y titubeante

Arrugo el ceño y dirijo mi atención hacia él, barriendo su cuerpo con mis ojos. —estás raro

Las palabras salen de mi boca y provocan una rápida reacción de él. Se pone de pie y se cruza de brazos, mirandome. —¿Raro yo?
Solo estoy estresado, Grace, ¿es ser raro eso?

—wow, wow, lo siento tigre, no lo decía a malas... —me levanto del suelo, colocándome a la par suya. —¿todo bien?

—Estoy perfecto —rasca su nariz rápidamente, apartando la mirada nuevamente. —fui yo quien le dijo a Damon

Arrugo el entrecejo, ladeando la cabeza sutilmente hacia un lado. —¿fuiste tu? ¿De verdad, Charles? —aprieto mis manos, haciendo que mis nudillos tomen un color blanco.

—Tienes que concentrarte en otras cosas, ese no te va a dar nada bueno, ¡solo eres una niña!

Siento el enojo subir por mis venas, haciendome fruncir más y arrugar mi camiseta con mis manos. —ah, claro, lo hiciste por mi bien —bufo, apartando la mirada. —eres un...

—¿un qué? Termina tu frase —voltea a mirarme, dando un paso hacia mi con el ceño fruncido. —vamos, dilo

Desafio su mirada, respirando pesadamente por la nariz cuando su pecho choca contra el mio al estar tan cerca. —un cabrón

Suelta una carcajada, ladeando la cabeza también. —¿Ouh, solo tienes eso?

—Estas celoso —murmuro en voz baja, apretando la mandíbula. —celoso de que yo si pueda ser feliz

—Estoy celoso de que él te haga feliz —responde, dando un paso hacia adelante y haciendome retroceder un poco. —¿por qué él de todo el mundo? ¿Huh?

—¿tan feliz te hace llevándote a la casa y esperándote después de las carreras? ¿Llevándote a comer helado y todas esas tonterías? —se interrumpe a él mismo para tomar una respiración pesada, achinando sus ojos ligeramente. —¿O simplemente te hace feliz que lo haga él?

—También puedo intentarlo yo, Grace, pero no sería lo mismo, ¿no? —pregunta retóricamente, acercando su cara a la mía aun más. —, porque sería yo quien lo haga, no él... Y eso, eso es lo que me pone celoso

—Estoy celoso de él, no de ti




































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⏰ Última actualización: Oct 31 ⏰

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𝕺𝖋𝖋 𝖙𝖍𝖊 𝖙𝖗𝖆𝖈𝖐 - 𝑪𝒉𝒂𝒓𝒍𝒆𝒔 𝒍𝒆𝒄𝒍𝒆𝒓𝒄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora