05. Fun

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La música fluía en el ambiente, entrelazándose con el bullicio festivo de la multitud y los cánticos de alegría que resonaban en el aire. En un rincón apartado, algunos pilotos compartían risas y charlas animadas, sumergidos en un ambiente de festejo.

Mientras tanto, Pierre, Carlos y yo nos encontrábamos en medio de la pista, entregados al éxtasis de la música, cantando a pleno pulmón y dejándonos llevar por el ritmo hipnótico que el DJ imponía. Habíamos acabado todas nuestras bebidas, y Pierre, entre risas y tambaleos, se aventuraba entre la muchedumbre en busca de más. 

—¡Pero mira eso! —un grito de júbilo captó nuestra atención, seguido de una ola de celebración. Al girar la cabeza hacia el grito, divisé a Lewis y Checo acercándose hacia nosotros, emanando una energía contagiosa. Tras ellos, Daniel y Lando arrastraban a Charles entre risas, mientras el piloto monegasco intentaba en vano liberarse de su agarre.

Lewis me tomó de las caderas al estar lo suficientemente cerca de nosotros, con un gesto juguetón, iniciando un baile espontáneo que me arrancó una carcajada. —muestra la genialidad de nosotros los británicos, Gracie —dice entre risas, gritando sobre la música y moviendose junto a mi. Nos sumergimos en la melodía, entregándonos al ritmo mientras el resto del grupo nos alentaba, creando un ambiente de alegría desenfrenada.

Las notas de la música y las risas colectivas me invadían, liberándome de cualquier preocupación o inhibición. Mis caderas se movían con gracia, mis brazos se alzaban en el aire, mientras gritaba las letras de las canciones que me sabía, dejando a un lado cualquier rastro de timidez.

Tampoco eres muy tímida que digamos, chica…

Poco a poco, el resto de los pilotos se unieron al baile, incluso Lando y Charles, quienes al principio se mostraban reticentes. En ese momento, la rivalidad y la competencia quedaron en un segundo plano, dando paso a la conexión y amistad entre nosotros. 

Ya tendríamos nuestro momento de competir luego. 

Horas más tarde, abandonamos la fiesta entre risas y titubeos, dirigiéndonos tambaleantes hacia nuestros coches. Lando, visiblemente afectado, se detuvo junto a la acera, incapaz de contener las arcadas. Hago una mueca de disgusto mientras Carlos se tapa la boca y nariz, extendiendole un pañuelo al joven piloto británico para que se limpie. 

—Me llevo a ese par, ninguno de los dos puede manejar —se ofrece Checo, sacando las llaves de su coche mientras se despide de nosotros y camina hacia su auto, siendo seguido por Lando y Daniel, los dos más ebrios. 

Mientras tanto, Carlos se encargó de Lewis y Pierre, ayudándoles a mantener el equilibrio mientras se dirigían hacia el coche del español, Lewis era quien peor se veía. 

¿Los británicos no saben controlarse o qué? Ah, espera, yo también soy británica...

Con una sonrisa socarrona, Carlos me indicó que me uniera a Charles, cuyo hotel se encontraba cerca del mío. Asentí con una mueca y seguí su sugerencia, acompañando a Charles hasta su vehículo.

Su cara de disgusto cuando Carlos lo dijo no pasó desapercibida para mí, ¿vale?

Una vez cerca del coche, adopté una postura desafiante, cruzando los brazos mientras le lanzaba una mirada divertida a Charles. 

—¿Nunca te enseñaron a abrirle la puerta a una dama, Perceval? —bromeé, abriendo la puerta por mi cuenta y deslizándome en el asiento del copiloto, observándolo con una sonrisa suave y mis mejillas levemente sonrojadas.

Son los tragos, ¡voy ebria, no estoy sonrojada por él! 

Charles respondió con una sonrisa pícara, sus característicos hoyuelos asomando en sus mejillas. —Bueno, siempre estoy dispuesto a complacer a las mujeres, Hill, en todos los sentidos —replicó con un tono juguetón, antes de encender el motor y poner en marcha el auto, dejando atrás el bullicio de la fiesta. Y plasmando una mirada de confusión y disgusto en mi cara. 

—eso ha sido muy fuera de lugar… 

—Es lo menos fuera de lugar que he dicho esta noche, créeme













































𝕺𝖋𝖋 𝖙𝖍𝖊 𝖙𝖗𝖆𝖈𝖐 - 𝑪𝒉𝒂𝒓𝒍𝒆𝒔 𝒍𝒆𝒄𝒍𝒆𝒓𝒄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora