Capítulo 29 | 14 de Febrero

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Los rayos del sol chocaban contra mi vista atravesando la ventana, abrí los ojos lentamente.

- Buenos días preciosa.

La voz de un hombre resonó en mis oídos, levante mi vista y allí se encontraba Matías.

- Buenos días - Murmure.

Me abrace a el haciendo que casi vuelva a dormirme nuevamente.

- Bella durmiente hay que levantarse ya.

Mi mente se estaba acomodando, ayer había quedado con Matías para salir, estuvimos toda la tarde juntos hasta que cayo la noche y fuimos a su casa para cenar junto a su madre, como ya era tarde me ofreció a quedarme en su casa, eso paso.

- ¿Por qué? Hoy no tengo nada que hacer.

- ¿Cómo que no?

Separe mi cabeza de su pecho y me aleje para poder verlo.

- ¿Qué tengo que hacer hoy?

- Hoy sos toda mía - Lo mire mas confundida - Ya pasaron oficialmente dos semanas de febrero.

- ¡¿Qué?! ¿Ya paso tanto? Encima no hice nada, solo dormí, escribí y ya.

- ¿Qué tanto escribes?

- Es sorpresa.

- ¿Es sobre mi?

- Ya quisieras.

- ¿Entonces?

- Algún día lo veras.

Agarre una almohada y la puse arriba de mi cabeza ocultando la luz, sentí como un peso de la cama se esfumaba.

- ¿A donde vas?

Nadie respondió, me relaje por el silencio que había, no estaba escuchando nada hasta que volví a la realidad.

- ¿Mati?

Separe lentamente la almohada de mi cabeza observando una figura frente a la cama con un cuaderno en sus manos.

- ¿Qué es...

Mire mejor el cuaderno entre sus manos, no podía ser.

- ¡¿Qué haces con eso?!

Me levante rápidamente de la cama e intente sacarle el cuaderno de sus manos pero lo levanto lo mas alto que pudo haciéndome imposible alcanzarlo.

- ¡Matías dame eso!

- ¿Estas cosas escribías de niña? Wow, creí que eras mas inocente a esa edad-

- ¡Matías dale!

Bajo la mano haciendo que agarre el cuaderno.

- ¿Por qué lo tomaste?

- Curiosidad, enserio no sabia que tenias una mente tan ¿Cuál es la palabra?

- Idiota.

- Justo eso no pensaba pero gracias.

- Ya enserio dime que pasa, primero hoy es un día magino - Puse los ojos en blanco - Y ahora robas mis cosas.

- Es mi casa.

- Siguen siendo mis cosas.

- Si esta en mi casa es mio, por cierto, si esas cosas escribías de niña no me imagino las cosas que escribís ahora - Una sonrisa picara se formo en sus labios - Tal vez, tu y yo...

- Ni lo pienses, no creí que eras tan pervertido.

- No lo soy, me convertí en esto desde que salimos, bueno, desde que te conocí realmente pero se guardar muy bien lo que siento.

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