Se dice que todos tenemos un destino.
Tarde o temprano las cosas pasan, no siempre con un orden adecuado o como nosotros quisiéramos.
-¿Qué debería hacer contigo? podría usarte para concretar mi venganza hacia el estúpido de tu padre... encerrarte...
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30 semanas de gestación.
Los movimientos del cachorrito son algo que los mantiene ocupados y muy emocionados, sienten que están cada vez más cerca de conocerlo.
Es sábado por la mañana, luego de desayunar deciden tomar un descanso en el lugar preferido de la pareja, la biblioteca-oficina. Dicho descanso es interrumpido por la llegada de ciertas personas a la mansión.
Ambos bajan, el alfa preocupado por su omega, el omega sin saber que esperar.
Al llegar a la sala, lo ve.
—Jinnie—dice el omega ahora rubio, no lo recordaba rubio, este amaga acercarse, pero recibe el gruñido de un alfa.
—¡Le gruñiste a mi omega Kim Namjoon!
—Lo siento Yoongi, no puedo evitarlo—contesta el alfa un poco avergonzado, pero llegados a esta etapa del embarazo, su lobo se ha vuelto sobreprotector.
—Jimin...
—Jinnie, e-estas bien—no es una pregunta, es una afirmación por lo bien que lo ve.
Los ojos de Jimin se aguan, lágrimas acumuladas en sus ojos, un puchero prominente en sus bonitos y pomposos labios y las ansias que siente por ir y abrazar a su hermano. Lo ve, ahí, de pie, sin golpes en su rostro, sin encorvarse, con ropa bonita, su barriguita siendo el centro de su atención, no se ve demacrado ni nada por el estilo. Intenta sonreírle.
La última imagen que rondaba en su cabeza era su silueta dentro del auto de su padre, llegó demasiado tarde, como siempre llegaba, cuando todos los golpes habían pasado. Lo único que le dijeron, fue entregado al malvado alfa y quien sabe que le había hecho. Intentó averiguar sobre él, pero nadie le decía mayor cosa.
Sus pensamientos se esfumaron cuando sintió brazos a su alrededor una pancita interpuesta entre su hermano y él. Lo abraza tan fuerte como puede y las lágrimas caen, no solo las suyas sino de su hermano también. Lloran, ambos lo hacen.
—Te extrañé—le dice Seokjin sin alejarse—. Estoy bien.
—También te extrañe—dice sollozando fuertemente—. Perdón por llegar siempre tarde y no defenderte.
—Hiciste lo que pudiste.
—No hice lo suficiente.
—No tenías opciones, ninguno las tuvo... Tranquilo, todo está bien ahora.
Se alejan y ahora se sonríen a pesar de las lágrimas que bañan sus rostros.
—Lo que no entiendo es ¿Qué hacen aquí? si Park se entera que entraste a nuestra casa...—dice Namjoon viendo a Jimin, un poco desconcertado.
No es porque le desagrade el hecho de que su omega se encuentre con su hermano, sino que sabe quien es Jimin para el viejo Park.
