Ese día, no lo dejaron subir a la oficina del alfa, una de las empleadas le indicó que debía ir a la sala.
Es la primera vez que esta en ese espacio, siempre lo ve cuando sale de la oficina y baja los escalones pero nunca ha estado ahí.
Le indicaron sentarse y esperar, eso hizo, intenta no moverse, pero su barriga no lo deja, es incómodo intentar de sentarse recto y sin un respaldo detrás, aunque sí hay, tan solo acomodándose en el bonito sillón, pero puede que lo regañen.
Siente la presencia del alfa, lleva semanas con ese cosquilleo en su marca cada que él se acerca.
—Vamos—escucha que le dice, atina a levantarse, pero nunca levanta su vista del suelo.
Sube a un auto, ¿a donde lo llevan? ¿de regreso a la mansión Park? pero se ha portado bien, o quizá lo llevan para dejarlo en otro sitio, aunque no trae su maleta. Sin darse cuenta libera su aroma, un poco agrio por el miedo que comienza a tener.
—Vamos al consultorio del doctor, debe hacerte análisis un poco más profundos y con máquinas que no puede llevar a casa—contesta a las preguntas no dichas por el omega, es consciente del miedo e incertidumbre con la que va el omega, sus palabras lo relajan visiblemente, lo hace sentir orgulloso y su lobo se pavonea dentro suyo.
El resto del camino es el omega viendo por la ventana, el alfa observando disimuladamente y un silencio bastante cómodo.
Al llegar, entran a un edificio bastante lujoso, limpio y ordenado. El omega se siente libre de ver por doquier.
Suben a un elevador poniendo nervioso al omega que sin darse cuenta se acerca mucho al alfa, este decide liberar feromonas para tranquilizarlo, no tantas como para que no queden impregnadas en el lugar y recibir una sanción, están en un lugar público donde claramente hay omegas en cinta reticentes a las feromonas de otros.
Llegan al piso por fin.
—Buen día, tenemos cita con el doctor Jung—se dirige el alfa a la secretaria.
—Adelante, Señor Kim, el doctor los está esperando.
Al entrar, el olor a limpio los envuelve, un lugar muy ordenado, blanco impoluto y la luz brillante entrando pero atenuada por cortinas blancas, cálido y bonito si le preguntaban al omega.
—¡Pasen, bienvenidos!
—Hoseok—saludó secamente el alfa.
—B-buenas tardes, doctor Jung.
—Bueno, empecemos si queremos terminar con los análisis de hoy.
Así, el doctor Jung, con ayuda de sus enfermeras hizo cuanto análisis necesitaba del omega.
Al final, el omeguita no podía dejar de ver esa "fotografía", como le llamaba, de su cachorro.
—Me preocupa la alergia que hay alrededor de tu vientre. ¿Me dices que la comezón solo se calma en las tardes?
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Omega Bonito ᴺᵃᵐʲⁱⁿ
Fiksi PenggemarSe dice que todos tenemos un destino. Tarde o temprano las cosas pasan, no siempre con un orden adecuado o como nosotros quisiéramos. -¿Qué debería hacer contigo? podría usarte para concretar mi venganza hacia el estúpido de tu padre... encerrarte...